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Una muestra de la disidencia que se expresa en las paredes y las calles contra un símbolo de la voracidad económica y el manejo de la sociedad como una gran corporación: McDonald's y su sonriente payaso.

Desde cierta perspectiva no es casual que McDonald’s sea una de las empresas más aborrecidas de nuestra época. Aunque, desafortunadamente, ejemplos no faltan, McDonald’s tiene todo lo que siempre se condena en una corporación multinacional: desde la voracidad económica que busca su ganancia a cualquier costo (incluso el de la salud infantil), hasta la explotación laboral o la cooptación temprana de consumidores potenciales, todo envuelto en una risueña Cajita Feliz.

Sólo que usualmente esto no se ve. Si McDonald’s mostrara su verdadero rostro, si explicara cómo obtiene sus 100 mil millones de dólares anuales o qué hay realmente en un nugget de “pollo”, quizá sus restaurantes perderían poco a poco o de súbito su clientela y la empresa caería en la bancarrota.

Para generar esa conmoción que, con cierta frecuencia, conduce al cuestionamiento, desde hace varios años artistas en todo el mundo han elaborado piezas que atacan directamente la “mcdonaldización” de la sociedad, un término acuñado en la década de los 90 por el sociólogo George Ritzer que toca realidades como el consumismo o la colonización cultural. Cabe resaltar que muchas de estas obras son callejeras, expresión de cierta clandestinidad necesaria para combatir un discurso hegemónico.

En esta fotogalería compartimos algunos de dichos trabajos, los más inquietantes, para proponer una reflexión sobre algo que, evidentemente, trasciende el combo de hamburguesas, papas y refresco.