La policía de Nueva York estaría haciendo un esfuerzo extra por "encontrar la fuente" de las drogas que fueron halladas en el departamento de West Village de Philip Seymour Hoffman, según informa el NY Post. La policía descubrió el cuerpo del actor el pasado domingo, quien aparentemente murió de una sobredosis, y junto con él 72 pequeñas bolsas de heroína, marcadas con los nombres "As de Corazones" y "As de Espadas". Un arresto anterior había detectado bolsas de heroína estampadas con una "marca", incluyendo la heroína "Lady Gaga", "iPhone", "NFL" y "Governmente Shutdown", extraños rótulos para ser inyectados a las vías sanguíneas.
La investigación también encontró varias agujas, cucharas quemadas y demás parafernalia usada comúnmente para inyectarse heroína. Adicionalmente se encontró un poco de cocaína, y fármacos como buprenorfina, para tratar la dependencia a los opiáceos; Vyvanse, para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad; hidroxicina, común para la ansiedad, y metocarbamol, un relajante muscular.
La policía está intentando rastrear estas huellas de heroína para poder dar con la persona que vendió las sustancias al actor. A la par se investiga si la heroína encontrada tenía rastros de fentanyl, un peligroso opiáceo que ha sido responsable más de 20 muertes por sobredosis en los últimos meses.
Se ha determinado que la causa de muerte fue sobredosis. Y aunque existe evidencia que Hoffman tenía problemas de adicción esto no detiene a la red conspiratoria que hila la intrincada madeja al culpar a los Iluminati de haber asesinado al actor como sacrificio ritual en el día del Super Bowl, una supuesta fiesta satánica. En nuestros días es imposible que una persona famosa muera o un desastre natural ocurra sin que se generen paranoicas elucubraciones sobre la participación secreta de una élite invisible.