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El profesor y especialista en empatía, Roman Krznaric, sugiere instrumentos para alimentar esta habilidad, por cierto una de las más hermosas a las que pueda acceder la mente humana.

En una época donde parece reafirmarse que somos seres esencialmente sociales y que sólo la colaboración nos permitirá superar algunos de los retos más importantes que tenemos delante, parece que el entendimiento del otro en su más profunda acepción, la empatía, es una de las habilidades más importantes a desarrollar. En pocas palabras, la empatía se refiere a esa capacidad de colocarte en el lugar del otro y experimentar la realidad desde esa ubicación.

Ahora bien, si existen múltiples indicadores que sugieren la importancia de la empatía, por cierto una de las habilidades más hermosas de la mente humana, entonces la interrogante sería ¿cómo procurarla o desarrollarla? Partiendo de la premisa bioevolucionista de que somos animales sociales, y luego de que la neurociencia detectara un circuito en nuestro cerebro que permite experimentar este sentimiento –y sentir esta experiencia–, aparentemente los investigadores también han concluido que la empatía no es una cualidad que se desarrolla exclusivamente durante la infancia, sino una habilidad que puede seguirse trabajando a lo largo de la vida. 

En un ejercicio que permite tanto detectar algunas cualidades importantes del acto empático, como determinar los aspectos que deberían trabajarse con la intención de alimentar en nosotros la empatía, Roman Krznaric, exprofesor de sociología y política en la Universidad de Cambridge, y actualmente asesor en cuestiones de empatía para Oxfam y para Naciones Unidas, publicó en el sitio Alternet un artículo en el cual enlista "6 hábitos de personas altamente empáticas". A continuación estas características que bien pueden traducirse como metas.

 

1. Curiosidad ante los desconocidos

Establecer una relación con las personas desconocidas que en lugar de detonar un juicio genere curiosidad es uno de los elementos que distingue a las personas altamente empáticas. El hecho de que te apasione la posibilidad de entender lo que sucede en la mente del otro facilita que este sentimiento florezca. 

2. Transformar prejuicios en similitudes

Independientemente de los muchos efectos negativos que el acto de prejuzgar puede implicar, de acuerdo con Krznaric los prejuicios obstaculizan la posibilidad de apreciar la individualidad del otro. Al parecer la clave es concentrarte en evaluar las similitudes que mantienes con una persona, desconocida o familiar, y no las diferencias que esperan tu identidad de la suya. 

3. Personificando al otro

Aprovechar la imaginación para estimular la empatía. Si dedicas unos minutos a imaginar que eres el otro, que vives su vida, enfrentas sus problemas, y disfrutas sus placeres, entonces probablemente luego de este ejercicio te será más fácil comprenderlo y respetarlo. Un proverbio de los 'nativos' americanos, dice "Camina una milla en los zapatos de otro hombre antes de criticarlo".

4. La conversación como instrumento de fusión

Charlar con alguien es, además de una de lao principales ritos de interacción social, una oportunidad inmejorable para establecer un conducto empático. Y aquí los dos recursos que sugiere Krznaric son: trata de imaginar lo que tu interlocutor está sintiendo justo en ese momento, y ábrete ante él –eso ayudará a que cultives la humildad y por lo tanto que valores al otro por lo que es. 

5. Empatía masiva

Busca la manera de vincular este sentimiento con movilizaciones colectivas o, incluso, masivas. La empatía como motor de una iniciativa social asegura una sincronía de causas que se traduce en fortaleza plena. 

6. Máximo nivel de empatía

Una vez que eres capaz de desdoblar este manifiesto con relativa habilidad, entonces ha llegado el momento de practicarla en su nivel más complejo: empatiza con tus opuestos y, por qué no, con tus enemigos.