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Los sueños determinan nuestra vida de vigilia más de lo que somos capaces de recordar. Llevar un diario de sueños permitió a los psicólogos relacionar el material onírico con nuestro comportamiento de vigilia. Las relaciones son fascinantes.

Nuestros sueños podrían no ser reales, pero los efectos que tienen sobre nuestra vida en la vigilia están lejos de ser entendidos por la ciencia médica. Un estudio del psicólogo Dylan Selterman y colegas ha descubierto que nuestros sueños pueden influir en cómo nos comportamos con nuestra pareja al día siguiente, lo que explicaría el brote de muchas peleas tontas o situaciones aleatorias en la vida en común.

Si durante la noche soñamos que nuestra pareja nos es infiel, experimentamos celos como resultado de los estímulos sensoriales del sueño, lo cual llegará de manera inconsciente a nuestra percepción de la pareja durante la mañana siguiente, afectando ulteriormente la relación. El estudio va tan lejos como para sugerir que este material onírico puede ser indicador de futuros comportamientos en nuestra relación.

En el estudio se revisaron los sueños y hábitos de vigilia de 61 participantes entre 17 t 42 años, los cuáles están en una relación sentimental desde al menos seis meses. Durante dos semanas cada uno debe escribir sus sueños y las interacciones con sus parejas. El análisis de los reportes indicó que los sueños tenían una relación muy cercana con el comportamiento de vigilia: los sueños de celos detonaban conflictos, al igual que los sueños de infidelidad, que terminaban en una percepción de menor intimidad y amor dentro de la pareja.

Selterman indica que estos comportamientos aparecen a pesar del tipo de relación, de la salud de la misma y de cualquier cosa que hubiera podido ocurrirle a la pareja el día anterior. Pero con la misma lógica, los sueños sexuales pueden potenciar instantáneamente la intimidad de la relación, pero solamente en las parejas que afirmaron estar en una relación "altamente comprometida". Las parejas en relaciones saludables también reportaron menos efectos negativos sobre los sueños de celos.

Para los investigadores no se trata sino de un condicionamiento muy básico, un efecto psicológico producido por estar expuesto a un estímulo que determina nuestra respuesta a estímulos posteriores. Y es que a pesar de que las imágenes y percepciones oníricas sean "irreales", para nuestro inconsciente la diferencia entre las imágenes oníricas y las de vigilia es inexistente; la frontera entre sueño y "realidad" es convencional, y nosotros nos levantamos de buen humor o queriendo devorar al mundo condicionados por sueños que mayormente olvidamos, y a los que tal vez deberíamos prestar mayor atención.

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