En algún contexto distante regalar una cabeza humana hubiese sido ideal para San Valentín
Arte
Por: Luis Alberto Hara - 02/14/2012
Por: Luis Alberto Hara - 02/14/2012
Esto sucedía entre unos aborígenes taiwaneses, los atayals, hasta bien entrado el siglo XIX e incluso en las primeras décadas del XX. Según los testimonios epistolares de ciertos exploradores ingleses, el ritual amoroso consistía en matar a alguien y después ofrecer la cabeza del difunto a aquella a quien se deseaba unirse en matrimonio.
En 1903 el escritor y cónsul James Davidson describió la práctica llevada a cabo entre esta tribu que consistía en ganarse el favor de una doncella ofrendándole la testa cercenada de otra persona (aunque también para atraer la fortuna y la protección).
Y quizá todo esto no sean sino diferencias etnológicas y de gradación similares, en esencia, a lo que muchos acostumbramos realizar en este día.