Celebrando 20 años del álbum Nevermind
Por: Pedro Luizao - 09/25/2011
Por: Pedro Luizao - 09/25/2011
Con un estilo que eludía los límites tradicionales del grunge —género musical que venía gestándose desde hace unos años en Seattle— al fusionarlo con una marcada influencia de bandas como Melvins, Pixies y Meat Puppets, eventualmente Nevermind, de la mano de algunos de sus más lúcidos tracks como Smells Like Teen Spirit (el primer sencillo), Come As You Are y Something in the Way, se consagró como el ícono sonoro de una generación que se encontraba urgida de manifestar un descontento, un ácido cansancio, ante múltiples aspectos del modelo social establecido: los tabúes, la doble moral, las convenciones en torno al poder y al estatus, etc.
Encabezados por el tímido pero explosivo joven índigo de Aberdeen, Kurt Cobain, y con Krist Novoseliv al bajo y Dave Grolh en la batería, Nirvana, quizá sin saberlo, había logrado catalizar un vívido sentimiento colectivo, compartido entre millones de jóvenes alrededor del mundo, a través de un legendario álbum.
El productor de Nevermind fue Butch Vig y DGC Récords la disquera que lo lanzó; hasta la fecha ha vendido más de treinta millones de copias. Sin embargo, más allá de los innumerables premios y el reconocimiento que obtuvo a lo largo de estos veinte años, lo cierto es que el mayor halago que puede rendirse a esta inolvidable álbum es el considerar que en sus 42 minutos y 38 segundos floreció algo, un pulso singular sin el cual la generación a la cual nos marcó, nosotros los que despedíamos un aroma a espíritu juvenil, estaríamos un poco más lejos de encontrar la genuina felicidad en nuestras vidas.