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El movimiento es una metáfora: ¿por qué brincar te hace feliz?

Salud

Por: Jimena O. - 04/22/2010

La dirección en la que nos movemos altera lo que recordamos y el tipo de recuerdo que tenemos, tal vez porque el mundo físico es símbolico del mundo mental.

La memoria y el movimiento corporal están tan interrelacionados que un movimiento aparentemente insignificante como mover una canica de una caja a otra altera la velocidad y el tipo de recuerdo.

Un estudio con canicas fue desarrollado por Daniel Casasanto y Katinka Dijkstra, del Max Planck Institute y de la Erasmus University y fue publicado en la revista Cognition.

En estudios anteriores los psicólogos mostraron que las personas derechas asocian emociones positivas con direcciones hacia la derecha y negativas con direcciones hacia la izquierda. Las personas "zurdas" experimentan justo lo opuesto. También han mostrado que las personas son mejores recordando cuando sus cuerpos están en una posición relevante, como estar sentado con la espalda recta.

Los investigadores piensan que el movimiento es metafórico: hemos llegado a asociar características espaciales con valores emocionales en nuestra mente, y los movimientos corporales activan las mismas vías neurales: brincar alza los ánimos.

Otros investigadores sospechan que el vínculo es más directo. Creen que asociamos memorias con movimientos físicos involucrados en su formación. Una caída nos trajo dolor, por eso caerse tiene connotaciones negativas.

En un estudio Casasanto y Dijkstra instruyeron a 24 universitarios a que movieran una serie de canicas con las dos manos entre dos cajas. Mientras movían las canicas se les preguntaba sobre ocasiones en las que se habían sentido muy bien, comido algo delicioso u otras experiencias emocionales.

Cuando movían las canicas hacia arriba, los estudiantes recordaron con mayor celeridad experiencias positivas. Cuando movieron las canicas hacia abajo las memorias positivas se tardaron en acudir y las triste se incrementaron.

En la segunda parte se hicieron preguntas más generales, como "dime que hiciste el verano pasado". Cuando movían las canicas hacia arriba había mayor recordación feliz y lo contrario sucedía cuando se movían hacia abajo.

Quizás esto podría explicar porque los niños se alegran tanto cuando los cargan o incluso las personas adultas y al mismo tiempo porque "moverse hacia arriba" en una empresa o en algún objetivo produce bienestar (en inglés la palabra "high" significa tanto altura física como emocional). Aunque seguramente no es tan simple, este tipo de movimientos emocionales podrían ser usados terapeúticamente. Una manera estúpida y efectiva de programarnos: ahora entiendo porque los ambientadores de las fiestas de springbreak gritan como robots en anfetaminas "everybody jump".

Los investigadores creen que, debido a que mover canicas no es una moción ligada a una memoria específica, es posible sugerir una relación entre el movimiento y la memoria, lo cual apunta que nuestros cuerpos no son simples vehículos de nuestro cerebro sino parte importante de nuestra mente. Una programación neurolingüística compartida más allá del cerebro, e incluso a una correspondencia entre el lenguaje y el mundo: la realidad física como un símbolo del mundo mental.

Todo esto nos recuerda aquel proyecto de ¿que pasaría si todo el planeta brincara al mismo momento? Pues seguramente sería un momento feliz seguido de una caída.

Vía Neurophilosophy

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