¿Comprarías cocaína en la deepweb para apoyar el comercio justo con campesinos latinoamericanos?
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/16/2014
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/16/2014
¿Qué tienen en común Starbucks y una tienda de drogas ilegales por internet? Ambos buscan persuadirte no sólo de que su producto es bueno sino de que tú, al comprarlo, estás ayudando a campesinos del tercer mundo.
Silk Road fue cerrado por el FBI en octubre del año pasado, pero las opciones de venta de drogas en la deepweb (también llamada darknet o "país de las maravillas") siguen apareciendo para atender una demanda creciente. Agora, Atlantis, Pandora y Silk Road 2.0 son sitios que han comenzado a aplicar estrategias de publicidad y ventas del capitalismo salvaje en la darknet, un espacio considerado como bastión libertario y contracultural durante mucho tiempo.
Y es que Silk Road y sus parangones son capaces de procesar hasta 22 millones de dólares al año, lo que las coloca en una posición donde las tácticas corporativas comienzan a ser indispensables para mantenerse en el mercado: venta de muestras, ofertas de tiempo limitado y bonos de lealtad.
James Martin es experto en el tema de la venta de drogas en la deepweb; según él, el anonimato implicado en estas transacciones impide estrategias de branding tradicional. Tienes que convencer a tus compradores potenciales con estrategias diferenciadoras como la de un australiano que se describe como "orgulloso patrocinador de Wikileaks".
El comercio justo (fair-trade) y la ética son dos etiquetas más: especialmente entre los vendedores de cocaína, suele mencionarse que el producto no viene de cárteles o de la policía, y se trata de convencer al comprador de que su compra "está ayudando a los campesinos de Perú, Bolivia y a algunos estudiantes de química en Brasil, Paraguay y Argentina. ¡Hacemos comercio justo!".
Un vendedor de opio asegura a sus compradores que "al comprar esto estás apoyando a los campesinos locales de los valles de Guatemala y no financias a los violentos cárteles de las drogas".
Tal vez sea muy pronto para decir si los hackers derrotarán a los cárteles, pero al menos en el nivel publicitario, la darknet conoce a su target: gente con cierta habilidad con las computadoras --por encima del promedio--, concientes políticamente y con una inclinación por morder la trampa de la ética corporativa aunque se disfrace de consumo. Debido al anonimato imperante en la darknet es imposible saber si efectivamente se trata de fair-trade, pero es interesante ver cómo lo que funciona para vender café sobrevalorado sirve también para vender cocaína: la culpa de clase.