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Silk Road: Cualquier droga ilegal que puedas imaginarte disponible en un sitio de internet

AlterCultura

Por: Jimena O. - 06/02/2011

Considerado como el Amazon de la drogas ilegales, Silk Road es un mercado negro digital que te ofrece la oportunidad de conseguir cualquier neuroestiimulador que puedas imaginar.

¿Tienes antojo de un poco de china white (heroína), 100 microgramos de LSD o tal vez un poco de MDMA? En caso afirmativo solo debes encontrar y seguir la ruta de la seda. Existe un sitio en internet que más que un sitio es una especie de ciber-mercado negro, una verdadera subcultura digital, en el que puedes adquirir cerca de 300 drogas ilegales, más de las que podría enlistar un experimentado conocedor. Hace tres semanas Mark, un joven programador de software, recibió un sobre del servicio postal estadounidense. A pesar de que el envío que recibió aquel día parecía como cualquier otro, Mark sabía que se trataba de diez dosis de ácido lisérgico que había adquirido, apenas cuatro días antes, a través de un sitio que le habían recomendado. Al recibirlo "se sintió como si estuviera en el futuro", afirma Mark.

Y es que tras analizar a detalle la operación de Silk Road en verdad parece más un proyecto que ha emergido de una novela ciberpunk que una realidad accesible para millones de usuarios de la Red. Este monumental mercado negro de drogas opera con bastante efectividad, tiene un sistema para que los clientes califiquen a los proveedores de acuerdo a su experiencia (estilo eBay o Mercado Libre), garantiza la seguridad y discreción de las transacciones, tiene una sofisticada y amigable interfaz e incluso cuenta con su propia divisa virtual, los Bitcoins (una moneda irrastreable que funciona a través e un sistema peer-to-peer, y que es popular entre los adeptos del undergorund ya que no depende de ningún sistema bancario y en este sentido representa una verdadera divisa alternativa, lejos de gobiernos, instituciones y corporaciones). En síntesis, Silk Road te ofrece la oportunidad de comprar una increíble cantidad de estimulantes ilegales, desde la comodidad de tu casa y con la misma facilidad que si quisieras comprar una televisión o un par de zapatos.

Pero andar la ruta de la seda también implica superar un par de pasos diseñados para eludir a extraños y ofensores. Tienes que acceder a una red de "anonimización" llamada TOR y la cual requiere ciertas habilidades técnicas para ser configurada. En este sentido parece que Silk Road apunta a clientes con un cierto conocimiento cibernético (lo cual refuerza el mood literario sci-fi de esta red). Una vez estando ahí te enfrentarás con una plataforma estilo Craiglist, es decir, con un franco look noventero, y deberás utilizar tu intuición digital para discernir cuáles de las ofertas son reales y cuales son fraudulentas o falsas. Sin embargo, aquellos que han logrado concretar una transacción afirman que la calidad del material que han recibido es memorable.

Finalmente, hay otro aspecto que hace aún más interesante a Silk Road: su ideología. Desde que se lanzó este sitio en febrero de este año, los administradores del lugar se han manifestado explícitos seguidores de la filosofía anarco-libertaria conocida como agorismo. "El Estado es la principal fuente de violencia, represión, y todas las formas de coerción. Deja de financiar al estado con tus impuestos y enfoca tu energía productiva al mercado negro" escribieron los chicos de Silk Road a los editores de Gawker que recien publicó un extenso reportaje sobre este sitio. Pero esta tajante contraculturalidad que enarbola SR como estandarte también se acompaña de ciertas reglas éticas: prohíben la venta de "cualquier cosa cuyo propósito sea el de lastimar o defraudar, como tarjetas de crédito robadas, artículos para cometer asesinatos o armas de destrucción masiva".

En síntesis Silk Road se presenta como una especie de paraíso ciber-underground que, más allá de ofrecer un arsenal de drogas a consumidores de cualquier parte del planeta, representa una especie de vívido manifiesto en contra de un sistema que evidencia cada vez más un diseño enfocado a la manipulación, el control y el privilegio de una élite. Sin duda la próxima gran revolución no será televisada pero, en cambio, seguramente será digital.