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Según un análisis de El Financiero, basado en estadísticas del INEGI, son sólo 5 las marcas en las que los mexicanos gastan hasta entre el 19 y el 23% de sus salarios.

marcas_blancas_lideresEl libre mercado ha favorecido que las mayores marcas determinen casi hegemónicamente los hábitos de consumo de las personas. La expansión de las grandes compañías ha generado la extinción gradual de los productos locales por su imposibilidad para competir. De este modo, y gracias a invasivas campañas de publicidad, millones de personas han concentrado sus hábitos de consumo casi en las mismas marcas.

Afortunadamente, la información disponible está aumentando la conciencia alrededor de aspectos como el consumo de alimentos cultivados en casa o la compra responsable de productos locales que generalmente son más sanos. Pero para que todos compremos productos saludables y socialmente reponsables, se requiere que la información llegue aún a más gente y que la acompañemos con acciones.

Para dimensionar la manera en que las grandes marcas influencian los hábitos de consumo en México, el periódico El Financiero publicó un análisis basado en datos del INEGI (Instituto Nacional de Geografía y Estadística), que revela que cinco marcas se apropian de entre 19 y 23% de los salarios de los mexicanos. Sorprendentemente, descubrieron que a pesar de las brechas en el ingreso, la proporción de gasto en porcentaje era muy similar entre personas con ingresos disímiles –como un profesionista que gana 28 mil pesos al mes o una familia completa que percibe 12 mil pesos en ese mismo periodo.

Las 5 marcas que acaparan hasta 23% del ingreso de los mexicanos son:

  • Coca-Cola (posee 70% del mercado de bebidas procesadas y no alcohólicas en México).
  • Telcel (controla 70% de la telefonía móvil).
  • Philip Morris (concentra 70% del mercado tabacalero con empresas como Marlboro o Delicados).
  • Alsea (controla las franquicias de Starbucks, Dominos Pizza, Burguer King, Italianni's, Vips, etc).
  • Cinépolis (acapara 60% de los ingresos por consumo de cine).

Aunque el estilo de vida de millones de personas que trabajan fuera de casa pareciera obstaculizar la adquisición de productos sanos y justos, la realidad es que esta última práctica demanda sobre todo información, menos comodidad y mayor responsabilidad.