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La meditación trascendental puede impactar positivamente en la calidad de vida de la gente que sufre de estrés post-traumático incluso después de un mes de practicarla.

meditando

El Congo, Uganda y muchos otros países de África han atravesado años de cruentas guerras tribales y violencia de todo tipo, que no se circunscribe solamente al ámbito militar o de guerrilla: torturas, violaciones sexuales y asesinatos de civiles son situaciones extremas de las que los congoleses escapan rumbo a refugios, llevando consigo las horribles memorias de lo que fue su vida.

Muchas experiencias de la vida pueden producir trastorno de estrés post-traumático (TEPT): tener un bebé, tener sexo por primera vez, incluso dejar un trabajo. Pero en el caso de los refugiados de guerra o de los soldados que vuelven del frente, la mente se ha sometido a tal cantidad de estrés que la angustia se vuelve una condición natural y según algunos, intratable.

Pero una investigación publicada en la edición de febrero del 2014 de la Journal of Traumatic Stress revela que los síntomas de TEPT en refugiados congoleses disminuyeron luego de practicar durante 10 días la meditación trascendental. Un estudio anterior encontró que los síntomas de TEPT disminuyen hasta en 90% luego de sólo 30 días de práctica. Los participantes del estudio fueron evaluados utilizando la prueba estándar de estrés post-traumático para civiles, con una escala de severidad de 17 a 85; una calificación por debajo de 35 significa que los síntomas del TEPT han sido derrotados. 

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La calificación promedio al inicio del estudio fue de 77.9, y luego de 10 días de meditación trascendental esta cifra disminuyó a 48, lo que se considera relevante clínicamente. 30 días después, los participantes del estudio fueron evaluados una vez más, dando un promedio de 35.3, lo que es equivalente a la desaparición de los síntomas.

Según los investigadores, con esta técnica de meditación trascendental el sujeto experimenta un estado de conciencia tranquila: basta repetir los ejercicios durante 20 minutos dos veces al día para que el sistema nervioso aprenda a mantenerse estable, física y mentalmente, durante el resto del día. La meditación ayudó también a ahuyentar pensamientos angustiantes, a conciliar el sueño y a apaciguar otros síntomas clásicos del TEPT.

El doctor Fred Travis, líder del estudio, explica que la meditación trascendental puede impactar positivamente la neurofisiología del trauma: la amígdala cerebral se encuentra sobreestimulada constantemente a causa de un recuerdo traumático que se ha fijado ahí en forma de un pensamiento obsesivo o sensación violenta (desde el miedo hasta la paranoia); practicar la meditación trascendetal ayuda a relajar la amígdala y permite que el individuo sea capaz de procesar el estrés desde rutinas nuevas, no preestablecidas y, sobre todo, no angustiantes.