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Tomando frases de esa caótica matriz de caracteres que es Twitter, el robot Pentametrón arma sonetos siguiendo las reglas de la tradición que en Shakespeare tuvo uno de sus más grandes exponentes.

La costumbre o la tradición nos dictan que la poesía es una de las invenciones más humanas que existen, una en la cual pueden reflejarse los elementos más singulares de nuestro género, nuestras capacidades, el talento de un individuo para montarse con genialidad en la cultura forjada poco a poco y durante siglos por toda una especie.

Esos rasgos únicos, exclusivos de cada poeta e incluso de cada poema en sí, son también los que se toman como ejemplo de que la poesía es una actividad netamente humana cuyos descubrimientos solo un ser humano puede alcanzar: la rima, la metáfora, la imagen sorpresiva, se dice, solo pueden ser fruto de una sensibilidad única e irrepetible que traduce en una forma poética algún tipo de experiencia vivida.

Pero, por otro lado, nuestra época nos ha mostrado que casi cualquier acción es susceptible de reducirse a un algoritmo, a una serie de pasos que, seguidos al pie de la letra en las condiciones óptimas, deviene en el resultado deseado. ¿Por qué no pensar que la poesía (y en general cualquier disciplina artística) puede ser una de estas actividades? ¿No es ese el principio que anima a quienes estudian o enseñan arte?

Una prueba de esto —primitiva, pero prueba al fin— podría ser un bot llamado “Pentametrón” [Pentametron] que a partir de frases tomados al azar de esa caótica matriz de caracteres que es Twitter, genera poesía en una de las formas más tradicionales del género: el soneto (según las reglas de la tradición inglesa).

De acuerdo con Max Read, que reseña el asunto para el sitio Gawker, Pentametrón utiliza un algoritmo para encontrar y retuitear coplas que rimen con un metro yámbico —esto es, la medida de diez sílabas de entonación alternada que Shakespeare utilizó tanto en sus dramas como en sus sonetos— y, finalmente, publicarlas en los 14 versos reglamentarios de la susodicha forma poética. Aquí un ejemplo:

El artífice de este bot es Ranjit Bhatnagar, quien ya ha experimentado antes con la cruza entre poesía y recursos tecnológicos de escritura, obteniendo una especie de Cadáver Exquisito 2.0. Y si bien por el momento Pentametrón parece un tanto rudimentario (sobre todo en cuanto a especificidades poéticas se refiere: esquemas de rima, tipos de verso, etc.) Bhatnagar promete mejorar el prototipo.

El Pentametrón, por cierto, recuerda un poco el anuncio hecho por Google hace un par de años sobre la ambición de que su servicio de traductor también sirviera para la poesía, esto es, que no solo tradujera palabra por palabra de un poema sino que ofreciera una versión que conservara las propiedades poéticas del original.

[Gawker]