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Incluso en los más crueles es posible encontrar esa cualidad que nos hace verdaderamente humanos: el ridículo; seis pasatiempos irrisorios de personajes de los que de otro modo sería difícil reírse.

Aunque no sea esa la versión que propaga la narrativa histórica oficial, no cabe duda que incluso los personajes más crueles y autoritarios son, en esencia, seres humanos, con algún gusto o aversión compartida con otros de sus semejantes. Parece antinatural e inadmisible, pero es posible imaginar a alguien como Hitler acariciando a su mascota, a un torturador de cualquiera dictadura sudamericana cuidando un jardín. ¿Por qué no?

Estos, sin embargo, son ejemplos contrastantes: la maldad pura conviviendo con residuos de bondad. En otro sentido es interesante descubrir los pasatiempos secretos de estas personas, sobre todo cuando estos son parcial o totalmente ridículos, irrisorios, discordantes del todo con el temperamento que esperamos de alguien como Osama bin Laden, Saddam Hussein o el recientemente fallecido Kim Jong Il, de quienes nadie sospecharía que en la intimidad de su tiempo libre se dedicaban a escribir novelas rosas o calcar el universo animado de Disney.

Aquí 6 de estos personajes, tenidos habitualmente por despiadados, emparejados con sus pasatiempos secretos. 

  • 6. Al Capone escribía sensibles canciones de amor

Uno de los jefes de la mafia más reputados, el temible y salvaje Al Capone, cultivó en sus ratos de ocio el ejercicio de la composición musical popular en su variante amorosa. Acaso para despejarse del ruido que emiten los torturados y las balaceras, o para borrar recuerdos dolorosos de su estancia en Alcatraz, Capone dedicó a su esposa una de sus muchas canciones escritas para voz y banjo.

 

  • 5. Hitler dibujaba personajes de Disney

En 2008 William Hakvaag, entonces director de un museo noruego, afirmó haber descubierto dibujos hechos por Adolf Hitler durante la Segunda guerra mundial pero, contrario a lo esperado, no se trataba de bocetos que exaltaran la cultura aria o el imaginario alemán, sino de personajes que protagonizaban películas de Walt Disney, concretamente dos de los Siete Enanos y un dibujo de Pinocho.

Este descubrimiento se complementa con el hecho de el Führer poseía una copia de Blanca Nieves (de la que aseguraba que era una de las mejores películas jamás realizadas) y objetos relacionados con Mickey Mouse entregados por el mismísimo Joseph Goebbels.

 

  • 4. Osama bin Laden amaba el volibol

El deporte civiliza, piensan algunos, pero quizá no completamente. Al menos en Osama bin Laden parece que el proceso civilizatorio no fue del todo completo, pues a su (supuesta) vocación de líder terrorista habría que añadir su afición insaciable por el volibol, disciplina que practicaba con sumo placer (y, según asegura su antiguo guardaespaldas Nasser al-Bahri, también con notable habilidad).

 

  • 3. Saddam Hussein escribía novelas románticas

Como una especie de Corín Tellado del mundo árabe, Saddam Hussein se dio a la tarea de redactar una historia de tintes rosáceos que publicó bajo el enigmático seudónimo de S. Hussein. La novela, titulada Zabibah y el Rey, narra en clave alegórica el enamoramiento de un gobernante por su nación, es decir, el Rey por Zabibah, es decir, Hussein por Irak (con la eventual irrupción violenta de un marido desalmado: Estados Unidos, quien viola a la virginal Zabibah). Hay quienes afirman, sin embargo, que Saddam no es, estrictamente, el autor de la novela, sino que comisionó a un grupo de escribas que bajo sus órdenes la redactaron.

 

  •  2. Kim Jong Il y su pasión por Michael Jordan

Kim Jong Il, el dictador norcoreano que falleció hace apenas unos días, tuvo gustos excéntricos, pero quizá ninguno tanto como su afición por el basquetbol pero mucho más por Michael Jordan, uno de los íconos noventeros del llamado “deporte ráfaga”. Su pasión por dicho deportista llegó al grado de que poseía una colección en formato VHS de todos y cada uno de los juegos en que participó Jordan con los legendarios Toros de Chicago, e incluso invitó al jugador a Corea del Norte para que ofreciera un par de juegos de exhibición. En el año 2000 la entonces Secretaria de Estado del gobierno estadounidense Madeleine Albright vistió el país de Kim Jong Il y entregó como regalo un balón de basquetbol firmado por Jordan, mismo que el dirigente entregó al Museo del Entendimiento Internacional para su exposición permanente.

 

  • 1. Stalin gustaba de comentar los dibujos de hombres desnudos

Stalin era un hombre sumamente culto, refinado a su manera, interesado en las más diversas disciplinas científicas y artísticas, preocupado por entender lo que terminaría por censurar. Quizá esta misma inquietud lo llevó a emplear algo de su tiempo libre en analizar minuciosamenre dibujos de hombres desnudos realizados por artistas rusos del siglo 19 y 20 y autografiarlos. Al parecer Stalin sentía una especial satisfacción al solazarse en la pornografía y los pensamientos sexuales, pues a los trazos realizados por los artistas rusos añadía comentarios mordaces sobre las personas dibujadas. El hecho de que Stalin haya firmado con su nombre estos retratos hace que se haya confundido con su autoría. Una exposición del "hobby de los retratos desnudos de Stalin" se llevó a cabo en Moscú hace dos años.

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