Hoy inician los 11 días durante los cuales líderes políticos de 160 países, incluyendo 100 jefes de estado, se reunirán para atender a la que ha sido llamada "la última oportunidad para salvar al planeta" o "para sellar el juicio que la historia hará a esta generación". Se busca superar las medidas de reducción de emisiones de gases invernadero acordadas en el Protocolo de Kyoto en 1997, incluir a países como China y Estados Unidos y ayudar a países subdesarrollados a "dar el salto" a energías renovables.
La presencia estelar es la de Barack Obama, quien se reunió hoy con Al Gore en la Casa Blanca (Gore, quien al parecer sin explicación tuvo que cancelar su aparición en la cumbre, luego de que se le cuestionara seriamente en las últimas fechas) y ha hecho una de sus prioridades el tema. Obama asegura, junto con la masiva conversión al calentamiento global de cientos de países, que la reunión obtendrá resultados significativos, tales como un compromiso de inversión de miles de millones de dólares en energía y tecnología llamada "limpia" y un posible impuesto global a los gases invernaderos.
Mientras la elite mundial se reúne a discutir estas vitales cuestiones, a tomar caviar y a intentar resistir la tentadora oferta de las prostitutas danesas de ofrecer sexo gratis a los asistentes (y, dicho sea de paso, a generar más huellas de CO2 en esta semana de lo que produce todo un país africano en el mismo tiempo), en semisilencio se discute en medios alternativos (y en contados mainstream como el Washington Post o el Drudge Report) la posible falacia del calentamiento global generado por el hombre, el "climategate". Obama, al momento, no ha hecho una sola referencia a este escándalo, el cual ya ha llevado al director del Climate Research Unit, Phil Jones, a dar un paso al costado de su puesto mientras se investiga.
El caso es sin duda fascinante y hasta atemorizante. Por una parte, se podría tomar una decisión fundamental para el curso de la humanidad basada en la que podría ser una enorme manipulación a escalas exorbitantes, por otra parte, de no tomarse esa decisión, la humanidad podría estar firmando su gradual deceso.
En una inusitada unión editorial, 56 medios de 45 países publican un mismo mensaje en contra del calentamiento global hecho por el hombre motivando a los líderes mundiales a tomar acción inmediata.
Se publica que el servicio secreto ruso pudiera estar detrás del hackeo de los mails privados de los científicos de la Universidad de East Anglia, en los que se reveló la falsificación de datos para inflar el calentamiento global producido por las emisiones de dióxido de carbono. Esta noticia apunta a que los rusos o algún otro grupo de poder petrolero, estarían detrás del "climategate", intentando sabotear la cumbre de Copenhague.
Mientras tanto los medios alternativos no dejan de publicar las voces disidentes del cambio climático, enfatizando las inconsistencias en la ciencia que supuestamente creó el consenso irrefutable de que el cambio climático es producido por el hombre y no un cambio natural.
Arabia Saudita llama a una investigación independiente del "climategate", que debería ser realizada por otro organismo, ya que la ONU está comprometida en el asunto. Al mismo tiempo se revela que la persona escogida para realizar la investigación del "climategate", Muir Russel,está vinculada a una organización que sostiene vehementemente que el calentamiento global es antropogénico.
Forbes publica una nota en la que se refiere a que en 1975 el gobierno de Estados Unidos "empujaba la llegada de una nueva era del hielo", según datos científicos, los cuales evidentemente entrarían en conflicto con la data actual. El escritor de este artículo señala que la ciencia del clima es ciencia ficción, en la que los que pagan los cheques escogen la historia que debe de ser "fundamentada".
En Estados Unidos, en el último mes disminuyó 8 por ciento el número de estadounidenses que creen que el calentamiento global es creado por el hombre, a 72%. Sólo 54% de los republicanos cree que esto está sucediendo.
El científico Ian Pilmer, de la Universidad Adelaide, encabeza una serie de científicos tránsfugas del mainstream, que han salido los últimos días a presentar el caso de que el calentamiento global es algo producido por causas naturales, señalando que el clima siempre cambia debido a factores cíclicos y aparentemente aleatorios.
"El nivel de dióxido de carbono ha estado hasta 1,000% arriba en el pasado, así que el CO2 ni puede ser la causa principal del calentamiento actual", dijo Pilmer. Para detener el cambio del clima, argumenta, habría que detener los procesoS al interior del sol y la explosión de supernovas.
Análisis del código fuente de los archivos del Climate Research Unit revelan que no sólo se dijo en mails personales que se "truquearon" los datos para aumentar el calentamiento global, sino que se realizaron estas operaciones arbitrarias por los supuestamente rigurosos científicos encargados de tan vital observación.
Al parecer, este caso, posiblemente el más trascendente para nuestro planeta en estos momentos, acelerará cada vez más su polarización, como si fuera una cuestión religiosa. La religión verde, de aquellos que "aman al planeta", contra la religión conservadora, petro-adoradora, de aquellos que niegan la verdad evidente. Sólo que también podría ser "la religión verde" creada como el más oscuro chantaje por un grupo de poder que busca implementar una agenda global, beneficiarse económicamente de los impuestos, la transición energética y hasta de la culpa y el estado mental en el que sumerge a los ciudadanos, contra aquellos que han desentrañado la manipulación, la conspiración global que pone en entredicho las más elementales libertades (como la autonomía de la propia mente).
La decisión por tomar un partido es sumamente difícil considerando la cantidad de información que se contradice. Habríamos de pensar en esta desición, pero la importancia de la misma lo hace posiblemente fatal. ¿Cuál es la verdad? E incluso ¿existe la verdad? ¿tal vez la realidad haya desaparecido hace muchos años?
La situación es apremiante, o entramos en la realización de que gran parte del planeta vive una desilusión colectiva, casi una esclavitud mental, y que existe un interés oculto que nos manipula hacia algo que onerosamente ignoramos, pero que tal vez nos cueste nuestra propia existencia o le creemos a nuestros líderes y confiamos en nuestros científicos y políticos expertos, acaso sin tener acceso a la información sin tergiversar (o incluso a entenderla del todo), pero bajo el "sentido común" de que vivimos en un mundo real, normal, y no en un mundo en el que "nada es lo que parece ser ".
Lo único que queda claro es que es más que razonable dudar (de todo) y que esto dará para mucho más acerca del misterio del control del planeta Tierra.
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