¿Estamos programando asesinos? El homicida de Balderas cita la influencia del secuestrador boliviano
Sociedad
Por: Luis Alberto Hara - 09/21/2009
Por: Luis Alberto Hara - 09/21/2009
Si bien la violencia en México no es un tema nuevo, el narco parece cumplir con la dosis mediática diaria, que va desde el pánico, al pan, hasta la anestesia, un nuevo brote (y el lenguaje es el usado para describir un virus) psicopático de violencia con tonos religiosos, fanáticos y demenciales ha sacudido en los últimos días a este país. En algo que, según se puede recoger del vox populi, es inédito, percibido como síntoma de la crisis económica (y en consecuencia psicosocial) que atraviesa el país; es algo "como de la películas" o algo "como lo que pasa en Estados Unidos". Los asesinos, secuestradores y violadores están infectados meméticamente ( de genes culturales) de un programa que los hace actuar casi poseídos, como mensajeros de una voluntad superior, o como víctimas de un patología enraízada en el centro subterráneo de nuestra sociedad.
Los casos de Luis Felipe Hernández Castillo, el asesino del Metro Balderas; Josmar Flores Pereyra, el pastor cantante secuestrador boliviano; y el del joven de 16 años Marco Iván que asesinó a un diputado, son obscuros ecos de una frontera diluída entre la realidad y la ficción, entre su propia conciencia y el mensaje divino o televisivo. Algo que refleja una situación límite en el tejido social donde la convención colectiva que llamamos realidad y que da cohesión al mundo en el que habitamos muestra atisbos de desintegrarse; algo que recuerda a los asesinos sociópatas de Estados Unidos, en algunos casos engendros de programas de control mental y/o engendros de una penetración mediática que acaba superponiendo su realidad sobre la biocomputadora humana de una persona.
No queremos aventurarnos a decir que Luis Felipe, Josmar, oMarco Iván son equivalentes a Mark David Chapman, John Hinckley Jr. o los chicos de la masacre de Columbine, sólo advertir ciertos rasgos que podrían denotar una influencia de enajenación y violencia comunes a este tipo de sociópatas, que reflejan el estado mental (y político) de la sociedad de donde provienen. Se dice popularmente que una sociedad tiene a los políticos que merece, también tiene a los asesinos que merece. Para caer en el cliche, y extrapolando el entrelazamiento cuántico que une a toda la materia del universo, todos somos el pastor secuestrador, todos somos el asesino de Balderas, todos somos el joven que mató al diputado porque quería tener sexo con su esposa (y es escalofriante: porque todos somos también la persona que mató a John Lennon, el último ídolo pop con una conciencia cósmica).
Ahora bien analizemos los casos y trazemos los paralelos.
Lo más notable es la mención, cuasi-inspiración del asesino del Metro Balderas, Luis Felipe Hernández Castillo, en el secuestro cómico-fallido del pastor boliviano Josmar. Los dos buscando advertir de una catástrofe inminente al presidente (y si seguimos con la caco-rima: ausente) de México, Felipe Calderón. Los dos recurren a la violencia por falta de ora forma de dar a concoer su teofanía, lobotomizados por la fiebre milenarista, que parece exponenciarse por las dos grandes crisis planetarias: la económica y la ambiental, percibidas como señales inequívocas de un apocalipsis o escatón supuestamente profetizado por los mayas, la Biblia, Nostradamus y otros (en el caso del asesino de Balderas manifesándose com la paranoia culpable del calentamiento global).
Aunque claro, uno parece ser la versión película para niños, estilo Chevy Chase ("secuestre un avión con unas latas de Jumex") y la otra es la versión para adultos, produciendo las imágenes más impactantes del año en Reality Metro TV.
Por una parte el asesino de Balderas efectúa una especie de imitación (copycat) o continuación del mensaje que tenía el pastor boliviano (y que los medios tan bien supieron difundir masivamente) algo que hemos observado en asesinos seriales en Estados Unidos y que fue le tema de la película Silence of the Lambs; luego los dos tienen un trasfondo religioso, cristiano, fánatico (que demuestra como la información, los memes incubados pueden traducirse en una especie de respuesta programativa violenta al entrar en conflicto con una realidad que no acepta esa información), aquí existe un paralelo entre Mark David Chapman, el asesino de John Lennon y John Hinckley Jr. , el hombre que le disparó a Ronald Reagan, ambos cristianos evangelistas conversos vinculados con la secta World Vision, a su vez vinculada con la C.I.A y el proyecto MK-ULTRA de programación mental.
Tanto el pastor secuestrador como el asesino del metro Balderas, en su devaneo desequilibrado, hablan de una catástrofe global que se avecina y buscan entrar en contacto con el presidente; este podría ser una especie de meme en común, similar al de la obsesión por la novela "Catcher in the Rye" en Chapman y en Hinkley.
Este tipo de programación mental a través traumas y comandos detonados por mecanismos neurolingüísticos es el tema de la película "Conspiracy Theory", donde Mel Gibson representa a uno de estos robótico y confundidos asesinos, con la peculiar característica de Hollywood de ficcionar elementos de la realidad secreta de Estados Unidos para que se han vistos como meras fantasías.
La película "Taxi Driver" inspiró a John David HinkleyJr., quien, víctima de una extraña confusión entre la realidad y la ficción, se obsesionó con Jodie Foster y, ante su rechazo, buscó dispararle ,de forma similar que que De Niro, a Ronald Reagan (De Niro le dispara en el film a un candidato a la presidencia; Reagan ya era presidente). En el juicio de Hinkley se pasó la película en la sala para demostarar el nivel de perturbación que le afectaba cuando la veía. Por una parte Hinkley parece ser víctima de una interiorización de personajes ficticios y de una forma simplona "de la violencia mostrada en los medios", por otra parte existe evidencia que apunta que Hinkley trabajó para World Vision, un front de la C.IA. (su pare fue empleado de la agencia), donde al parecer, por decirlo en slang, le lavaron el cerebro, lo cual ciertamente pudo haber influído en la facilidad con la que un producto mediático le llego a afectar.
Parece que Hinkley estaba entre la genta afuera del edificio Dakota enlutada por el asesinato de John Lennon, realizado por Mark David Chapman.
Otros casos que valen la pena mencionar es el del asesino David Berkowitz, quien mató a sesi personas depués de que el perro de su vecino le diera ordenes telepáticas. Berkowitz ha dicho que fue víctima de un programa de control mental. El suicidio colectivo en Guyana liderado por el reverendo Jim Jones en los 70s , tiene el pequeño matiz de que Jones trabajó para la C.I.A. Otros casos de supuestos asesinos programado son Lee Harvey Oswald, Ted Bundy, Timothy McVeigh y Sirhan Sirhan, supuestamente algunos de ellos formaron parte del tenebroso Proyecto Montauk, en el que al parecer se mezclaron fantasmagoria programativa, drogas, esclavitud sexual e implantes basado en traumas para crear lo que se llama una psicosis modelo artificialmente inducida.
Aunque estos proyectos son parte de la dudosa literatura de conspiración, la pregunta ¿por qué en Estados Unidos surgen tantos asesinos que actuán solos, son capaces de una enorme inteligencia operativa pero a la vez son totalmente delirantes y desequilibrados y pese a esto logran burlar a los servicios secretos? Tal vez por que ellos mismos son parte de esos servicios secretos, algunos sin saberlo.
Claro que no existen pruebas de que este complicado enramaje entre agencias de inteligencia, control mental y asesinatos orquestados, haya sido recreado en México. Ni siquiera lo sospechamos, pero de una u otra forma nuestros criminales si presentan una programación mental (aunque acéfala) y un efecto de implantación mediática que les hace actuar fuera de sí, la cual es notoriamente un efecto secundario de la situación actual del planeta, del país y de la representación de la realidad de los medios. (Aunque si uno suscribe a la conspiranoia y cree ver la mano del procurador Garcia Luna y un autosecuestro en el caso de Josmar, entonces el caso del Metro sería una sincronía de caos jungiano de alta carga o una posible infiltración de este tipo de programas, asesinos o criminales reclutados por su desbalance mental para cumplir con ciertas agendas ocultas).
El caso de Marco Iván, el joven que asesinó al diputado José Fuentes Esperón porque estaba enamorado de su esposa (una especie de MILF: Mother I Like to Fuck) tiene un bizarro parecido con películas como To Die For y podría ser sintomático de la violencia juvenil respondiendo al influjo de la mediatización de la realidad.
Así que si la tendencia continuá: una sociedad que entra en crisis con la realidad al formar expectativas creadas en muchos casos por la versión de la realidad transmitida por los medios y la distancia que tiene con su propia experiencia y su vida cotidiana, la cual no logra cumplir con este modelo y que por esto mismo muchas veces tiene que fabricarse una realidad que incluya y absorva la metaficción proyectada por los medios (la Matrix), entonces seguiremos viendo este tipo de brotes virales de violencia. Y en la medida que nos acercamos a una inevitable intensificación de la crisis planetaria, que se traduce en caos, debido a la falta de recursos, el cambio climático, la obsolesencia y corrupción inherente al sistem económico global y el factor 2012, el fin del calendario maya, fecha en la que todo el pensamiento religioso, espiritual y también fanático proyecta su deseo de salvación, evolución y transformación, probablemente veremos casos cada vez más bizarros y escalofriantes de la violencia intentando defenderse de una realidad que se vuelve espectral, intolerable, que destruye los paradigmas y sacude el piso de la civilización y sus miembros y los induce a la psicosis (stal vez en esta mutación de la realidad veremos también la contrapartida, demostraciones fascinantes de las nuevas posibilidades de un nuevo sistema emergiendo de las cenizas como un fenix de alterrealismo mágico, mostrando que podemos crear con la imaginación, que el mundo es un proyecto mental colectivo y que la realidad es una escuela de diseño).
A los que les interese investigar sobre este tema, puesto que detrás de la teoría de la conspiración existe cierta realidad: busquen Project Monarch, Project MK-Ultra Project Paper Clip, Project Montauk, el Proyecto Código Alcachofa (Artcihoke, en español suena como broma) y el caso de el asesino serial David "Son of Sam" Berkowitz, quien cometiera sus crímenes actuando bajo las ordenes de un perro (un can mental).
Mind Control: The Ultimate Terror (biblioteca pléyades)
El hiperrealismo de Wallce Souza: asesinatos hechos para la TV
Las profecías del pastor secuestrador
Catcher in the Rye and Artificial Induced Psychosis