5 mujeres medievales que contribuyeron al desarrollo del arte y la ciencia
Arte
Por: Patricia Ruiz - 08/05/2022
Por: Patricia Ruiz - 08/05/2022
La Edad Media está muy mal entendida. Muchos se refieren a ella como una época oscura, donde primaban la ignorancia y la barbarie. Incluso hoy, ante todo tipo de actitudes y fenómenos sociales que nos parecen retrógrados, usamos expresiones relacionadas con la Edad Media para referirnos a este tiempo aparentemente oscuro.
Sin embargo, la historiografía moderna ha desmentido esta falsa idea, en especial gracias al trabajo de Jacques Le Goff, quien sostiene que durante la Edad Media se desarrollaron inventos y avances científicos de todo tipo, a la par de grandes aportes a la filosofía y las artes.
A pesar de que poco a poco se desmiente aquella idea sobre la Edad Media, aún hay ciertas figuras que no han tenido el reconocimiento que merecen: las mujeres.
Contrario a lo que se podría pensar, las mujeres tuvieron un papel central en la Edad Media. Aunque con bastante frecuencia se les consideraba ciudadanas de segunda clase, durante la Alta y Baja Edad Media el culto a la Virgen María creció, lo que provocó una alteración en la percepción cultural de la mujer. Ello se profundizó más a raíz de la literatura romántica del amor cortés. Sin embargo, las mujer seguían siendo consideradas inferiores a los hombres, en especial por las narraciones bíblicas y las enseñanzas de la Iglesia.
Pero en este contexto existieron mujeres que hicieron contribuciones fundamentales a las ciencias y las humanidades. Las siguientes son cinco mujeres importantes que moldearon al mundo con sus aportaciones.
Jacqueline Felice fue una médica de Florencia, Italia. Ejerció la medicina en París, pero en 1322 fue enjuiciada por supuesta práctica ilegal.
Felice se refería a sí misma como «nobilis mulier domino Jacoba», lo que indica que pertenecía a la clase alta. Era famosa como especialista en salud y atendía tanto a hombres como a mujeres, algo que no era común con sus colegas masculinos.
En 1322 la Escuela de Medicina de París la demandó porque ejercía la medicina sin licencia. Felice argumentó que no era apropiado que un médico hombre palpara los pechos y los abdómenes de las mujeres. De acuerdo con los testigos que se presentaron al juicio, ella era mejor un médico que los hombres y no solía cobrarle a sus pacientes.
Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) perteneció a la Orden de San Benito. Fue compositora, escritora, filósofa, científica, naturalista, médica, abadesa, mística, líder monacal y profetisa alemana.
También era predicadora. Su prédica se enfocaba en la redención, la conversión y la reforma del clero, especialmente sobre las críticas a la corrupción que existía dentro de la Iglesia.
Nació en 1122 y fue la primera mujer que se embarcó en una Cruzada, prisionera más de una década, mecenas, política y viajera. Los historiadores la consideran "la abuela de Europa". Debido a que fue una mujer aristócrata, tenía conocimientos de música, literatura, filosofía, idiomas y sobre los movimientos políticos de la época. Fue madre de dos reyes, sobre los que tuvo mucha influencia.
Debido a su educación, tuvo la sensibilidad de ser mecenas de artistas y científicos. Esto la hace una de las mayores contribuidoras al desarrollo de las ciencias y las artes en Europa.
Christine de Pizan (1364–1430) fue una filósofa, poeta humanista y escritora. Su obra más conocida es La ciudad de las damas, escrita en 1405. Se le considera precursora del feminismo occidental. Su vida y obra están contextualizadas en el inicio de lo que se conoce como "querella de las mujeres", un debate literario que discute la situación de las mujeres y su defensa frente a la situación de subordinación frente a los hombres.
Juliana de Norwich (1342–1416) es considerada una de las más grandes escritoras místicas cristianas de Inglaterra. Es venerada por la Iglesia de Inglaterra, la Iglesia luterana y la Iglesia católica.
A los 30 años sufrió una grave enfermedad y estuvo al borde de la muerte. Durante la enfermedad tuvo una serie de visiones o revelaciones que, veinte años más tarde, fueron la fuente principal para su obra titulada Sixteen Revelations of Divine Love (Dieciséis revelaciones del Amor Divino, 1393). De acuerdo con los medievalistas, este es el primer libro escrito por una mujer en inglés.
Muchos historiadores también la consideran precursora de Martín Lutero y la Reforma.