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El trabajo de Elizabeth Blackburn y sus colegas sugiere que la meditación podría tener efectos biológicos que contribuyen a la salud y la longevidad

En las últimas década la meditación ha generado un gran interés científico, pues ha mostrado ser un área legítima de investigación y proveer no sólo bienestar mental sino también físico (borrando esa supuesta diferencia entre lo mental y lo físico). Uno de los mayores estímulos ha surgido por el interés de Elizabeth Blackburn, ganadora del Premio Nobel.

Blackburn recibió el Nobel de Medicina por su descubrimiento de la telomerasa, la enzima que se encuentra en las terminaciones de los cromosomas y contribuye a la salud los telómeros. Recientemente, la investigadora halló una relación entre la conservación de los telómeros y la salud y la longevidad. A grandes rasgos, la longitud de los telómeros -que dependen de la enzima protectora- parece ser un indicador del estrés al que está sometido un organismo. Y hoy sabemos que el estrés -el famoso "asesino silencioso"- está estrechamente asociado con procesos inflamatorios y problemas inmunológicos. Cuando los telómeros son dañados, las células no pueden regenerarse de manera correcta.

Actualmente, Blackburn estudia cómo modificar estos procesos de envejecimiento o degeneración celular ligados al estrés. Ha encontrado que una buena alimentación, ejercicio y algunos suplementos pueden ayudar a la telomerasa, pero la meditación parece tener los efectos más importantes en cuanto a reducir la erosión de los telómeros y posiblemente incluso alargarlos. En una entrevista con The Guardian, Blackburn dijo:

Nuestro trabajo provee una nueva base para explicar la conexión mente-cuerpo. Nadie tenía idea de que la meditación, que las personas pueden usar para reducir el estrés y aumentar su sensación de bienestar, tendría sus bien documentados efectos en la salud, en parte gracias a los telómeros.

Blackburn y su colega Elissa Epel han colaborado en diversos estudios. En uno de ellos se analizó el nivel de telomerasa en participantes de un retiro de meditación de tres meses en Colorado. Los resultados mostraron que después de este periodo, los meditadores tenían los niveles de esta enzima un 30% más altos que el grupo de control

El trabajo de estas científicas sugiere que el estrés juega un papel importante en regular la telomerasa. Una explicación muy simple apunta a que los efectos de la meditación en la telomerasa se deben a que reduce el estrés. Pero las investigadoras también consideran la posibilidad de que la meditación tenga un efecto positivo, que detone "vías de restauración y aumento", estimulando el sistema parasimpático. Otros científicos un poco escépticos han sugerido que muchos de los beneficios de la meditación podrían tener que ver con un cambio de actitud y orientación ante la vida o con proveer sentido y significado. Así, meditar, hacer jardinería o coser podrían ser actividades similarmente benéficas.

Algunos de los descubrimientos científicos recientes coinciden con el entendimiento de tradiciones meditativas como el budismo. En el budismo la meditación es vista como una herramienta de transformación de todo el organismo y para obtener un estado óptimo de funcionamiento psicofísico, en armonía con el mundo. Se ve a la meditación de manera integral, no sólo como una técnica de control mental sino como un entrenamiento ético que produce no sólo una menta más calmada y atenta sino personas más generosas y felices. De manera muy literal, se considera que los estados de samadhi (concentración meditativa) son capaces de alargar la vida al reducir el ritmo de la respiración

Aunque la meditación quizá no sea el elixir de la eterna juventud, es indudable que juega un papel importante en la reducción del estrés y que resulta especialmente interesante para quienes tienen problemas de hiperinflamación y desrregulación del sistema nervioso.


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Imagen de portada: Flickr