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El extraño hábito de las personas exitosas: pasar 10 horas a la semana sólo pensando

Por: Jimena O. - 04/25/2016

Fomentar el pensamiento ocioso podría ser, paradójicamente, un hábito notablemente productivo

Nuestra época privilegia la acción sobre el pensamiento, o al menos eso parece a la distancia. Se nos hace creer que sólo el acto importa, pues parece significar utilidad, provecho, valor, esto es, algún tipo de ganancia. El pensamiento, por el contrario, tiene el aura de lo ocioso, lo efímero, lo que no se concreta y sólo pasa y se consuma sin generar nada.

¿Qué tan cierto es esto? Bien pensado parece una dicotomía falsa pues, por otro lado, sabemos bien que en este mismo tiempo existe un gran aprecio por la creatividad y las obras que resultan de su ejercicio.

Hace poco, por ejemplo, el conocido magnate Warren Buffett declaró que ha dedicado 80% de su vida a nada más que leer y pensar, una práctica que, con variaciones, comparte con otras personalidades que la cultura mainstream no dudaría en calificar de exitosas, como los inventores contemporánes Elon Musk y Jeff Immelt, Jeff Weiner (CEO de LinkedIn) o Bill Gates. Pero más allá de nombres y fortunas, podría haber una constante sobre la cual cimentar una idea común de éxito: hacer en la vida lo que verdaderamente queremos.

Pensar sin rumbo, dejar que la mente se traslade libre por los territorios que quiera, ir y volver de uno a otro campo sin sujeción, puede ser más fructífero de lo que crees (o te han hecho creer).

A continuación, inspirados en un post del sitio Inc, compartimos una serie de jueve hábitos que, conjugados, pueden contribuir al fortalecimiento de esa práctica mayor de sólo pensar –y beneficiarse de ello.

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1. Reserva ese tiempo

Puedes pensar todo el tiempo, pero si dedicas un período específico a sólo pensar, tu acercamiento a esta práctica será muy distinto. En buena medida, será como darle una importancia especial a las ideas que resulten de ese momento.

 

2. No vayas a tu lugar de trabajo

Quizá no te has dado cuenta, pero tu mindset está íntimamente asociado con los espacios donde te encuentras. Los pensamientos habituales surgen en los lugares habituales. Para potenciar este ejercicio acude a un lugar extraordinario para tu propia rutina: un parque o un bosque, quizá una alberca, quizá tu casa pero en circunstancias poco usuales, una sala de lectura, etcétera.

 

3. Lleva contigo un cuaderno

Escribir ha sido, inmemorialmente, uno de los grandes puentes entre la creatividad y la realidad, la idea y su realización, la potencia y el acto. Considera la página en blanco como un espejo de tu mente, esto es, llénala con todo lo que pase por tu mente, sin limitarte ni contenerte. Escribe, dibuja, divaga: algo quedará de ello.

 

4. ¿Puedes reagendar o acortar tus actividades de la semana?

A veces dedicamos más de lo que deberíamos a ciertas actividades que bien podrían pasar a otro momento del día o durar menos. Si es posible, reconsidera ese tiempo empleado en reuniones, citas e incluso hábitos como revisar tus redes sociales o pasar tiempo ocioso en Internet.

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5. Adquiere el hábito de tener una lista semanal de pendientes

Más que para estresarte por todas las cosas que te faltan por hacer, esta lista hará que te des cuenta de todas las cosas que podrías no hacer, es decir, te ayudará a establecer tus prioridades.

 

6. Identifica tu top 3 del día

¿Para qué sirve esto? Básicamente para otro hallazgo significativo: de tu jornada habitual, ¿cuánto dedicas a lo que de verdad es importante y cuánto a asuntos prescindibles?

 

7. No dejes pasar muchos días sin hacerte preguntas trascendentes

¿Estoy en el lugar adecuado? ¿Hago lo que quiero con quienes quiero? ¿Qué es lo más importante para mí ahora? ¿Lo que hago me satisface? ¿En qué soy bueno? ¿En qué puedo mejorar? ¿Qué me gustaría hacer? ¿Qué me gustaría dejar de hacer?

Y si necesitas más inspiración, también puedes probar este inquietante cuestionario de Alejandro Jodorowsky.

 

8. Reserva un poco de tiempo para resolver grandes problemas

Los problemas del día a día conviven con otros problemas de mayor envergadura que resultan de la acumulación o que provienen de circunstancias que nos sobrepasan o que tienen otros orígenes más allá de lo que somos y lo que nos concierne. Con todo, nos afectan y, por ello mismo, es posible que exista un punto en el que podamos incidir, una pequeña zona en la que nuestra acción genere un cambio al respecto. Al sólo pensar, piensa también en cómo podrías solucionar esos “grandes” problemas.

 

9. Finalmente, reserva tiempo para pensar en cosas nuevas

Pocas cosas tan satisfactorias y estimulantes como dejar divagar la mente pero con cierto objetivo como guía: la creatividad. Dedica un poco de tu tiempo a pensar en cosas nuevas, sea para tu vida, tu trabajo, tus relaciones, tu casa, tu comunidad o cualquier otro aspecto de tu existencia que creas que puede ser mejor de lo que es ahora.

 

PS/ Terminamos con este video que, con silente elocuencia, muestra las obras y alcance del pensamiento en acción (del cual, además, hemos tomado las imágenes que ilustran esta nota).

 

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