El conflicto intestino en Siria ha sido reforzado por la intervención de diferentes países como Rusia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Con el ataque de París la intervención se ha recrudecido, siendo que Siria es considerado el centro neurálgico de ISIS y desde hace unos años los poderes aliados han apoyado a los grupos opositores al gobierno de Assad. La cruzada por eliminar a los terroristas ha acabado con un importante porcentaje de la población, la mayoría de los cuales no tiene nada ver con los ataques que han recibido países occidentales. Recientemente la crítica ha sido dirigida a los ataques aéreos rusos, los cuales, según Estados Unidos, no discriminan entre la población y los grupos armados.
Actualmente se discute la posibilidad de hacer un cese al fuego (y, según la BBC, se habría llegado a un preacuerdo). Moscú habría enviado una carta a Washington proponiendo el 1 de marzo como la fecha. Mientras tanto, Siria está prácticamente destruida.
Resulta dramático ver cómo la reiteración de una política intervencionista rinde siempre resultados similares (antes Irak, y previamente Afganistán). Todo lo cual se agrava cuando se analiza la formación de los extremistas musulmanes, un proceso relativamente reciente, el cual es inexplicable sin el fondeo y el aliento propagandístico de los programas de inteligencia de Estados Unidos primero en Afganistán y luego en otros países. Un caso sumamente alarmante pero que no recibe casi nada de atención fue el programa de radicalización en las escuelas de Afganistán y Pakistán, donde por más de 1 década agencias estadounidenses colocaron textos editados por expertos de universidades de su país en los que los alumnos aprendían a contar con tanques y bombas y fueron expuestos a una versión alterada del Corán para mostrarles un destino bélico y familiarizarlos con la violencia. Esto, entre otras cosas (incluyendo los constantes ataques que reciben sus países), ha criado una hueste de musulmanes extremistas. Por lo anterior es adecuado decir que el problema del terrorismo no es religioso, es político.