Una de las fuerzas más significativas en la transformación de las relaciones humanas durante la última década es, sin duda, Facebook. En realidad apenas estamos entendiendo las implicaciones culturales y conductuales que esta red social ha tenido en la sociedad contemporánea.
Interrogado por un usuario sobre los planes a largo plazo de de la compañía que fundó, Mark Zuckerberg respondió aludiendo a la próxima posibilidad de que accedamos a comunicación telepática ayudados por las nuevas tecnologías:
Simplemente podrás pensar en algo y, si quieres, tus amigos podrán experimentarlo de manera inmediata. Esta sería la tecnología definitiva a nivel de comunicación.
A lo largo de su historia Facebook no solo ha implementado constantemente funciones interactivas que buscan, siempre de acuerdo a su agenda comercial y estratégica, enriquecer la experiencia comunicativa entre sus miembros, también se ha dedicado a adquirir otras aplicaciones o servicios clave, por ejemplo WhatsApp (mensajería instantánea), Instagram (red social de fotos) y recientemente Oculus (aplicación de realidad virtual).
Hay unas cuantas tendencias importantes de comunicación humana que queremos mejorar. Nuestras vidas mejoran cuando nuestras herramientas de comunicación lo hacen.
Si bien resulta excitante la posibilidad de que en un futuro no muy lejano estemos accediendo a tecnologías telepáticas, no deja de resultar por lo menos preocupante, si no es que un tanto siniestro, que compañías como Facebook, con la nula ética que las caracteriza, tengan acceso a instrumentos tan sofisticados.
