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¿Cuáles son los sonidos que emanan de nuestra actividad en Twitter o de nuestro historial de navegación en la Red? Aquí puedes escucharlos

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Everything we do is music.
John Cage 

 

La música está en todos lados. A pesar de que esta afirmación puede parecer un desplante de optimismo poético, en realidad hay buenas razones para respaldarla. Y es que a fin de cuentas todo está inserto en una especie de código ubicuo, cuyas hebras y ritmos pueden extraerse, aislarse y luego reinterpretarse en otros lenguajes –en este caso, el sonoro.

Por eso es que hoy sabemos cuál es la música de los planetasa qué suenan las auroras boreales o a qué el calentamiento global; por eso hay quien logra hacer música con una tintorería o extraer melodías de plantas. Pero si la música está en todos lados, ¿a qué suena nuestra cotidianidad, nuestras prácticas o herramientas más habituales?, ¿a qué suena lo que estás haciendo en este preciso instante?, ¿a qué suena Internet?

A esta última interrogante respondió Gilles Turnbull en un reportaje para The Morning News. Más allá del sonido que producen las teclas, el arrastrar un mouse o los ya inconfundibles sonidos de diferentes aplicaciones, cada uno de nuestros actos digitales produce sonidos (originalmente en forma de data que puede sonorizarse). Turnbull muestra la traducción sonora no sólo del registro de actividades en plataformas como Twitter, Ping o Google, también "fenómenos" como tu historial de navegación o subcódigos como el JavaScript.    

El ejercicio, además de que presume una cierta estética sonora y resulta, cuando menos, una digna curiosidad para nuestra dispersa atención, conlleva mensajes puntuales, incluso recordatorios pertinentes. En primer lugar, la premisa con la que abrimos este texto, es decir, todo exuda sonido –y en algún punto cada sonido es parte de un engranaje mayor que bien podríamos considerar como musical. En segundo, se trata de un llamado a darnos cuenta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor pero que damos por hecho al punto en que simplemente dejamos de percibirlo. ¿Te das cuenta del masivo cúmulo de procesos e interacciones que se registra detrás de cualquier acción en la Red (desde microprocesadores hasta flujos que navegan fibras ópticas)? Cualquier lugar, cualquier estado de ánimo o paisaje, está repleto de sonidos. Finalmente, este ejercicio nos invita a relajar nuestra percepción, a desautomatizarla y a simplemente permitir que nuestro entorno suene.

Nuestras vidas digitales también liberan sonidos, pero tienes que acercarte un poco más para escucharlos. Muchas personas negarán que Internet produce algún sonido, pero son las personas que jamás se han detenido a escuchar. Todo genera sonido. Tal vez no sea uno que tus oídos estén acostumbrados a percibir, pero está ahí disponible.