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Un estudio de la Universidad de Cambridge detecta correlación directa entre los gustos musicales de una persona y su sistema de pensamiento

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La música exuda, casi literalmente, personalidad. Y desde cierta perspectiva, aquello que una persona elige escuchar dialoga entrañablemente con la forma en la que interpreta y experimenta su realidad. Por otro lado, vale la pena recalcarlo, se trata de una relación mutualista, es decir, aquello que escuchas quizá de forma involuntaria o aleatoria también termina influyendo en tus ánimos y formas de pensamiento.

Hace unos meses referimos a un estudio de la Universidad de Texas que determinó una correlación relativamente fija entre el tipo de personalidad y el género musical predilecto. Desarrollada por Samuel Gosling y Peter Rentfrow, esta investigación descubrió que, por ejemplo, aquellos que procuran géneros como el jazz, el folk o la música clásica, tienden a mostrar  apertura a nuevas experiencias, manejo de habilidades verbales y estabilidad emocional, mientras que los que gustan del rap y el hip hop son generalmente extrovertidos, liberales, atléticos y atractivos.

Aunque pueda parecer un tanto reduccionista este enfoque, un nuevo estudio, esta vez de la Universidad de Cambridge, parece reforzar la noción de que los gustos musicales de una persona dicen mucho, quizá más de lo que creemos, sobre ella. En el caso de esta investigación, existen un par de diferenciadores respecto a la anterior. Por un lado es más general, ya que se segmentaron las distintas personalidades, o mejor dicho los modelos de pensamiento, en dos grandes bloques: los empatizadores (reaccionan de acuerdo a las emociones propias y ajenas) y los sistematizadores (buscan patrones en el entorno); por otro, es más puntual en cuanto a los gustos musicales ya que distingue entre, por ejemplo, gustos por compositores de música clásica. No es lo mismo ser un amante de Mozart que uno de Bartok. 

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El estudio se basó en información extraída de 4 mil voluntarios vía la aplicación myPersonality de Facebook, y posteriormente en un cuestionario sobre gustos musicales. Como resultado encontraron, con notable nitidez, que los sistematizadores son más afines al jazz, punk, hard rock y experimentos sonoros, mientras que los empatizadores se sienten más cómodos con el folk, rythm & blues, rock suave o pop. 

Confiado en la precisión del estudio que encabezó y que fue publicado en PLOS ONE, David Greenberg asegura, en una entrevista para El País: “Sería posible mirar los likes de Facebook de una persona, o sus listas de reproducción en iTunes, y predecir su estilo cognitivo, o estilo de pensamiento”. 

Sabemos que puede ser fascinante, o por lo menos algo morboso, tratar de descifrarnos o descifrar a los demás a partir de la música que escuchamos y, sin duda, este aspecto de nuestra vida contiene bastante información como para, al ser correctamente analizada, determinar una cierta tendencia de personalidad o sistema de creencias. A fin de cuentas, a lo largo de la vida forjamos pocos espacios más íntimos que aquel en el cual desenvolvemos nuestros gustos musicales. Pero también es importante, tal vez incluso más que el fenómeno anterior, entender que, más allá de nuestras respectivas personalidades o modelos de pensamiento, con la música podemos editar o incidir en ánimos momentáneos, podemos sumergirnos en estepas melancólicas o salir de ellas, podemos eludir malos humores o, a voluntad, alimentarlos. 

Así que, dicho lo anterior, te invitamos no sólo a detectar o jugar con las particularidades de tu identidad que revelan tus gustos musicales, sino a programar tu percepción (y por ende, tu realidad) utilizando la música como una herramienta. ¿Suena bien?