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8 consejos para aprovechar y mejorar tu memoria a corto y largo plazo

Por: Luis Alberto Hara - 07/24/2015

La memoria no es sólo una función de la mente, sino una relación con la información que no necesariamente va mediada por la tecnología. Aprende a organizarla para aprovecharla mejor

 

Si recordar es vivir, la memoria puede ser la vida misma, o es posible establecer la continuidad de nuestra vida a través de los recuerdos. El problema se presenta cuando sentimos que nuestra memoria está a) llena de datos inútiles, o b) agotando el espacio de almacenamiento. Nuestros hábitos de consumo de información han hecho perezosa nuestra memoria: no tenemos necesidad de recordar números de teléfono ni fechas de cumpleaños, porque tenemos apps para todo eso. ¿Entonces qué ocurre con nuestra capacidad para recordar y traer a la memoria pedazos de información necesaria?

Lo primero es decir que existen dos tipos de memoria para dos tipos de información, la de corto y la de largo plazo. Según el psicólogo John M. Grohol, la memoria a corto plazo se utiliza para almacenar datos inmediatos, como el nombre de alguien que acabamos de conocer en una fiesta. Su capacidad, sin embargo, es limitada: se estima que no podemos conservar más de siete fragmentos de información en la memoria a corto plazo.

Por su parte, la memoria a largo plazo es la que nos sirve para estudiar para un examen, la de los momentos memorables o traumáticos de la vida, que nos construyen a través de la misma. Entonces, ¿cómo hacemos para sacar el mejor partido de ambas memorias? Aquí algunos consejos:

1. Concéntrate

El mito del multitasking es dañino: poner toda nuestra atención en algo es una práctica poco común cuando se tienen docenas de notificaciones pendientes, pero es necesario para que el cerebro tenga tiempo de codificar la información que llega. Si el cerebro no tiene oportunidad de grabar la información en tu "disco duro", no estará disponible para después. Concentrarse puede entenderse como la capacidad de hacer una sola cosa durante un periodo determinado.

2. Memoria sensorial

Como nos enseña Proust, las impresiones codificadas a través del olfato y el gusto pueden permanecer en el cerebro y aparecer incluso décadas después. Grohol recomienda el siguiente truco, por ejemplo, para aprenderse el nombre de una persona: repetir su nombre en voz alta, estrechar su mano, mirarla a los ojos, con lo que tenemos más de un sentido involucrado en la creación de una nueva memoria.

3. Repite

En contra de toda la didáctica de vanguardia, repetir cosas sigue siendo una buena forma de memorizarlas. No se trata de decir las cosas una y otra vez como pericos autómatas (?), sino regresar a ellas constantemente para que la memoria no se estanque, con suficiente tiempo para que el cerebro pueda crear una ruta segura hacia lo que deseamos memorizar (para una explicación gráfica, mira de nuevo el bonito Vine del principio).

4. Segmenta

Podemos recordar información compleja como números de teléfono de 10 dígitos si analizamos lógicamente su funcionamiento. En el caso de los teléfonos, en muchos países los primeros dos o tres números corresponden al código de área, seguidos de un prefijo de tres dígitos y un número más de cuatro dígitos. Es más sencillo recordar grandes pedazos de información si podemos asociarlos a cosas que nos sean más familiares, en lugar de tratar de recordarlos en bloque.

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5. Organiza

En la escuela, los cuadros sinópticos y subrayados tienen una función muy concreta: presentan visualmente la información relevante que necesitamos memorizar, de manera que el cerebro pueda tener una visión de conjunto de lo que está tratando de aprender. Hacer buenos esquemas (desde listas del supermercado organizadas por las zonas que debes visitar, hasta los conceptos más importantes de los metafísicos ingleses) ayuda a tu cerebro a tener una imagen de lo que necesitas recordar.

6. Aprende a crear dispositivos mnémicos

Las repeticiones en los cuentos infantiles o las rimas en las canciones son dispositivos mnémicos, es decir, pistas para que el cerebro complete las partes que faltan. Puedes utilizar asociación libre, acrónimos, rimas, melodías, etc. Los estudiantes de medicina utilizan oraciones acrónimas para aprender huesos, síntomas o enfermedades; así, cuando recuerdan la oración completa, saben que la primera letra de cada palabra es la primera letra de cada pedazo de información.

7. Conoce tu memoria y aprende de manera acorde a ella

La memoria es una función del cerebro, pero también una relación compleja con nosotros mismos: es posible que nos sintamos frustrados cuando no podemos aprender un libreto teatral, pero siempre hemos tenido un extraño talento para recordar largas series de números, por ejemplo. A algunas personas les funciona hacer listas de cosas por hacer para no olvidarse de nada, pero otros terminan sepultados en listas de cosas que nunca hicieron. Lo importante es aprender un método que funcione y tratar de que siga funcionando.

8. Constelaciones

La nueva información que entra al cerebro no está descontextualizada: siempre nos recuerda cosas pasadas, se parece a algo o viene a complementar un conocimiento previo, incluso cuando abre nuevas dudas. La investigación de Grohol afirma que la memoria se fortalece cuando asocias la nueva información a información previa; de este modo se conectan los puntos, y una figura más compleja aparece en tu mente.