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En un estudio reciente se encontró que los recuerdos nostálgicos son un gran punto de partida para llevar a cabo un ejercicio con creatividad

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“Solo puedo notar que el pasado es hermoso porque uno nunca comprende una emoción en su momento. Se expande más tarde, y por lo tanto no tenemos emociones completas respecto del presente, solo respecto del pasado”, escribió Virginia Woolf en uno de sus diarios. Esta reflexión bien podría explicar por qué la ciencia recientemente descubrió que la nostalgia alimenta la creatividad.

Parece una paradoja decir que la nostalgia, esa manera de recordar eventos pasados con una combinación de afecto y dolor, encienda en nosotros la dinámica llama de la creatividad, pero a decir de estos estudios, lo hace. Cuando conjuramos un recuerdo nostálgico, que los científicos definieron como “un extrañamiento sentimental o afección anhelante por el pasado” somos más versados para inventar e incluso para escribir historias de ficción.

Uno de los experimentos para llegar a esta conclusión consistió en pedir a 175 participantes que recordaran un evento nostálgico. Luego le pidieron a este grupo que escribiera una historia que incluyera ya fuera una princesa, un gato, un auto de carreras, o que iniciara con la frase: “Una fría mañana de invierno, un hombre y una mujer se espantaron por el sonido de una alarma que provenía de una casa cercana”. Después estas historias fueron evaluadas; las personas que recordaron un evento nostálgico calificaron más alto en creatividad lingüística que aquellos que rememoraron recuerdos ordinarios.

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No es muy claro por qué la nostalgia puede nutrir nuestra creatividad, pero el científico líder del estudio tiene una teoría: “Uno de los rasgos de personalidad más fuertes que predicen la creatividad es la apertura”, dice. “Las personas que están muy abiertas a las novedades son más proclives a, digamos, jugar con nuevas ideas o crear conexiones entre cosas donde otros no lo harían”. Los recuerdos nostálgicos pueden dar a la gente un sentimiento de pertenencia, significado y seguridad que los abre a experiencias futuras, y esa apertura promueve la creatividad.

Su teoría resuena mucho con lo que Virginia Woolf escribió sobre el pasado. Nuestras emociones pasadas están mucho más completas que las que experimentamos en el presente porque han tenido tiempo de expandirse. Ello nos permite que si, por ejemplo, queremos escribir un cuento de ficción, podamos recurrir a recuerdos nostálgicos que ya tienen un aura definida en torno a ellos, y tienen también una narrativa de la cual podemos partir. El recuerdo nostálgico es tal porque tiene una historia de afecto que la lejanía mezcla con dolor. Si podemos utilizarlo conscientemente como un recurso gracias a este estudio, qué mejor.