*

Mexicoleaks, MVS y Carmen Aristegui: crónica de un ataque contra la libertad de expresión

Por: Luis Alberto Hara - 03/16/2015

MVS y Carmen Aristegui protagonizaron un nuevo episodio en la historia de los ataques a la libertad de expresión en México a causa de la alianza entre el equipo de la periodista y la plataforma Mexicoleaks
cons

Imagen: Enrique Ordóñez/ Cuartoscuro

El pasado 10 de marzo la plataforma Mexicoleaks inició operaciones formalmente con un anuncio público en donde además de explicar sus fines ―un sitio para filtrar información que ayude a revelar actos de corrupción, delitos y violaciones a derechos humanos, se dio a conocer los medios que de manera independiente aceptaron formar alianza con el proyecto, entre otros el sitio Animal Político, el semanario Proceso, la revista Emeequis y la Unidad MVS/Aristegui.

Sin embargo, como bien dice una nota del Washington Post, esta versión mexicana de Wikileaks ha causado controversia aun antes de su primera filtración. ¿Por qué? Porque uno de dichos medios involucrados, la cadena MVS, presidida por Joaquín Vargas, decidió deslindarse de la iniciativa arguyendo que la decisión había sido toma sin conocimiento de la administración de la empresa y, más allá de esto, quienes usaron la marca para tal fin habían incurrido en “un muy lamentable abuso de confianza”. Ese primer comunicado sorprendió a Carmen Aristegui, la periodista con el noticiero más escuchado de MVS y sin duda una de las principales entusiastas de la plataforma Mexicoleaks.

 

El enfrentamiento fue inevitable: por un lado la empresa que, desde su posición oficial, no aceptó bajo ninguna condición ligar el nombre y la marca MVS con la plataforma independiente Mexicoleaks; por otro, Carmen Aristegui y su equipo (en especial la Unidad Especial de Investigaciones, encabezada por Irving Huerta y Daniel Lizárraga), para quienes dicho proyecto representa un canal importante de participación ciudadana y periodística en el combate a la corrupción, un ejercicio de libertad de expresión que merecía recibir atención y apoyo.

Las posturas fueron irreconciliables y derivaron en decisiones terminantes. El 12 de marzo MVS anunció el despido de Irving Huerta y Daniel Lizárraga por pérdida de confianza; en respuesta a esto, Aristegui prefirió mantenerse al aire con todo su equipo, en parte porque MVS tomó dicha decisión unilateralmente y también porque dichos periodistas ―que destacaron recientemente por la exposición de la "Casa Blanca" de Enrique Peña Nieto y la red de trata de mujeres y prostitución asociada con el expresidente del PRI en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre― son una de las piezas más importantes del noticiero. Además de su negativa a aceptar la determinación de la empresa, Aristegui condicionó su permanencia en MVS a la recontratación de Huerta y Lizárraga.

 

MVS, sin embargo, rechazó el ultimátum de la periodista y la noche del domingo terminó la relación laboral con Aristegui. La medida y, en general, este episodio, han sido tomados como un ataque a la libertad de expresión debido a que Carmen Aristegui se ha caracterizado por ejercer un periodismo crítico e independiente, dos características poco comunes en los medios mexicanos.

 

Lógica mexicana: Descubren conflicto de EPN, su esposa y Videgaray en compra de casas. ¿A quién despiden? A los periodistas que lo descubren

— JORGE RAMOS (@jorgeramosnews) March 14, 2015

Esta lógica perversa y empobrecedora orquestada por los oligopolios mexicanos que viven en simbiosis con el gobierno, anteriormente había producido una situación similar, cuando en 2011 Aristegui fue despedida por MVS ante directas presiones del gobierno panista. En ese entonces, el Secretario del Trabajo, Javier Lozano, habría amenazado a la cadena diciéndole a Vargas que a su proyecto de televisión "se lo llevaría la chingada" de mantener relaciones laborales con Aristegui, según Proceso. El historiador Arnold Toynbee escribió: "Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo". Ese recuerdo del pasado en ciertos casos significa tomar ciertas medidas, una memoria no pasiva. Una bandada de periodistas, incluyendo a Lorenzo Meyer y Denise Dresser, ha decidido renunciar a la cadena MVS.

Esa es la realidad del periodismo en México, un país en donde después de los dos monstruos mediáticos ―Televisa y TV Azteca, alineados totalmente con los intereses de la clase gobernante, el resto de los medios sobrevive en medio de la presión del poder político, el económico e incluso el criminal. En ese contexto, hay quienes optan por ejercer un periodismo que no hace más que reproducir las versiones oficiales de los hechos, que se conforma con esa primera explicación, que prefiere no profundizar por temor a afectar los intereses de personas importantes o poderosas. Otros, los menos, en el mismo contexto, deciden ejercer un periodismo comprometido, arriesgado, trascendente, útil a la consolidación de una conciencia pública democrática y crítica. Por eso Aristegui es tan especial e importante.