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Ayano Tsukimi da vida a un pueblo olvidado de Japón habitándolo con muñecas

Por: Jimena O. - 04/26/2014

Nagoro está lleno de muñecos de tamaño natural. Cada uno representa a una persona que se fue, llena su espacio, ocupa sonriente su lugar mientras se encuentra ausente.

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Todo empezó con la idea de hacer un espantapájaros para que las aves no se comieran las semillas pero, 10 años después, Ayano Tsukimi ha vuelto a poblar el pequeño pueblo de Nagoro con muñecos de toda la gente que se ha ido del lugar en busca de trabajo.

Cada muñeco ha de encontrar el lugar y la actividad que le parece más importante. Ayano se encarga de que todos tengan su lugar y de que las costuras de su boca curven sus labios lo suficiente como para que sonrían y sean felices.

Las muñecas van a la escuela que sus avatares humanos abandonaron, cuidan los caminos, siembran los campos, acuden a fiestas y ceremonias, mantienen el pueblo con vida y, mientras tanto, esperan.