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El pasado adquiere color: fotografías históricas pasan del blanco y negro a todo el color de su realidad

Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 12/30/2013

Un ejercicio de imaginación y técnica que nos hace ver lleno de color un pasado que creíamos monocromático.

De la fotografía se cree, a veces ingenuamente, que tiene la capacidad de “fijar el instante”, de conservar en una imagen el testimonio de un momento y de esta manera eternizarlo, abolir la fugacidad del presente y, a cambio, extender ese instante sobre el tiempo, como una sucesión de ondas concéntricas animada por la fuerza de la memoria.

Sin embargo, sabemos bien que eso es sólo una ilusión, un simulacro. La realidad es más que la imagen, e incluso ésta, con todo y la fotografía, nunca se obtiene completa, cabal.

Prueba de ello ―así sea mínima― fue la limitación técnica que por muchos años tuvo la fotografía de sólo obtener tomas monocromáticas. Si bien hubo algunos experimentos a mediados del siglo XIX para poder tener color en las imágenes, esta capacidad se consiguió un siglo después.

En esta ocasión compartimos algunas fotografías de ese periodo que, en nuestro imaginario, se nos presenta únicamente en blanco y negro, como si el pasado no ocurriera más que en escala de grises, pero con una súbita obtención de color, en un contraste que quizá en muchos genera un cortocircuito mental con respecto a una época remota, cuyos rastros se encuentran en los libros de historia.

Las imágenes pertenecen al libro Colorized Photographs;entre otras, se encuentra la célebre de Joseph Goebbels tomada por Alfred Eisenstaedt, conocida como “los ojos del odio”; también una muy conocida de Einstein en pantaloncillos cortos y sandalias, sentado en la roca de una playa, una de las más emblemáticas del genio.

Se trata, en suma, de un ejercicio que combina imaginación y realidad, dos momentos de la percepción, en ese proceso mediante el cual se inventa el relato de nuestro pasado.