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Criado por el OVNI: disociación, viaje en el espacio y cultos pasivos —una nueva teoría de ufología (Segunda Parte)

Por: Jasun Horsley - 06/29/2013

Jason Horsley traza el mapa de una nueva ufología ligada a la percepción, la creencia y el trauma para resignificar en nuestro contexto cultural las abducciones, los avistamientos y demás contactos con extraterrestres (o ese misterioso desdoblamiento de ls psique como un ser ultradimensional)
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Imagen por Mitch Fraas

 

El escritor creativo hace lo mismo que un niño jugando; crea un mundo de fantasía que se toma muy en serio.

-Sigmund Freud, The Creative Writer and Day Dreaming.

Lo que me preocupa es que dentro de cincuenta años esos libros habrán creado una especie de religión siniestra.

-Whitley Strieber, 1988

El proyecto de Crucial Fictions no es realmente de Whitley Strieber, no más que las latas de sopa de Andy Warhol son de sopa. Tampoco es realmente de OVNIS o alienígenas — ni siquiera es de ingeniería social. Trata de trauma, percepción, y de creencia, y de cómo todos están entretejidos en un sueño-pesadilla que denominamos cultura o historia. Para empezar trata de lo siguiente:

1) Cultos pasivos [Audience cults]

La frase “cultos pasivos” fue acuñada por Rodney Clark y William Sims Bainbridge (este último se identificaba a sí mismo como un “ingeniero religioso”) en su libro de 1985 The Future of Religion: Secularization, Revival, and Cult Formation. Un culto pasivo no es una religión, ni es tampoco un grupo formal cuyos miembros pueden ser identificados (entre ellos o a sí mismos). Y aun así pueden ser identificados —por un interés común. Las personas que “creen en OVNIS” como parte de un programa de experimentación/hibridación extraterrestre por ejemplo, pertenecen a una audiencia pasiva. Las personas que creen en astronautas ancestrales de otros sitios, o en la psicodelia como una herramienta para auto-realizarse, en meditación regular o en una dieta vegana, astrología, runas y el Tarot, comunicarse con los muertos, el poder de rituales ocultos, y cosas por el estilo, pertenecen todos a algún público amorfo u otro. También coinciden con cultos pasivos basados en fantasía como lo son los fans de los comics, de la ciencia ficción o “Trekkies”, pero vale la pena destacar que el área en el que coinciden no es tan grande como podría esperarse. Los fans de la ciencia ficción con frecuencia son muy escépticos o desdeñosos de los “verdaderos creyentes" y viceversa. Esto puede deberse a lo siguiente, de The Future of Religion:

Un general pero muy vago compensador es comunicado a través de todos los cultos pasivos: difundir la esperanza. Si las cosas extraordinarias son posibles, entonces uno puede esperar cualquier cosa y todo. Los cultos pasivos proclaman la existencia de grietas en la estructura del mundo cotidiano a través de las cuales cualquier maravilla inimaginable podría aparecer de repente….Si cada culto de audiencia proyecta un angosto rayo de esperanza, entonces, juntos, los cultos pasivos proyectan un espectro sombrío de esperanzas que se combinan para formar una vaga impresión del cielo. Así, aunque cada culto está lejos de ser una religión, colectivamente, comunican un pálido reflejo de lo religioso…. Los cultos de audiencia están conectados a un estado de optimismo flotante —algo menor a la creencia de los cultos—difunden el sentimiento de que las cosas son posibles pero nada es verdaderamente certero….En vez de lanzar a las personas a un mar agitado por la tormenta sin un ancla o una balsa salvavidas, [este sentimiento] puede compensar una vida demasiado rígida y mundana. [1]

De esto sigue que los fans de cómics, la ciencia ficción, Trekkies, etc., todos obtienen su esperanza difundida a través de una identificación con las narrativas de fantasía, en las que los ocultistas o los ufólogos requieren una afirmación más concreta de la realidad de sus historias. Sigue que ambos se mirarían de reojo, y se sentirían superiores el uno del otro. Pero aun así, la misma necesidad básica está siendo saciada.

Una cosa que noté mientras estaba ocupado en mi exploración fue cómo Strieber —y por extensión sus seguidores, su “culto pasivo” —tendían a querer todo y nada cuando se trataba de la realidad dura y rápida del fenómeno del OVNI. Los visitantes son tanto alienígenas como no-alienígenas (familiares, humanos evolucionados, viajeros del futuro, etc.); son físicamente reales y no-reales; no son de aquí ni de allá, son de “todas partes” (y, por lo tanto de “la nada”); y así sucesivamente. Esta liminalidad de no-esto, no-lo-otro es esencial para mantener el sentido de asombro y de lo imposible que los cultos pasivos aman. Si los visitantes (o los OVNIS) llegaran a convertirse en realidad (físicamente, y por lo tanto identificables, ya sea como ETs, viajeros del tiempo o lo que sea), ya no serían emisarios de lo imposible. Solo podrían considerarse ventanas hacia reinos mágicos-imaginarios más allá de este plano mundano. En vez, simplemente se convertirían en nuevos aspectos, aunque fueran fantásticos, de lo mundano. Podemos observar esto de manera muy obvia a través de la tecnología: lo que parece ser mágico y maravilloso para una generación es completamente ordinario y hasta poco interesante, para la siguiente. (¿Recuerdan cuando las personas se emocionaban por cómo operaba un fax?)

 

2) Interpretación de roles

Al discutir el (¿infame?) caso Napolitano, que  Budd Hopkins investigó al principio de la década de los noventa, los escritores Joseph J. Stefula, Richard D. Butler y George P. Hansen (“A Critique of Budd Hopkins’ Case of the UFO Abduction of Linda Napolitano”) señalan cómo “las principales figuras de la comunidad de OVNIS buscaron agresivamente suprimir evidencia de un supuesto intento de homicidio” y “no lograron obtener o encontrar la más básica información investigativa.” Los autores aseveran que “la manera de pensar y las motivaciones de los líderes de la ufología merecen al menos la misma atención que las alegaciones de abducciones”. Estos hombres no están “delirantes, en el sentido normal de la palabra”, y son “miembros altamente funcionales dentro de la sociedad.” No parecen ser embaucadores, o “periodistas amarillistas” tratando de aprovecharse de la credulidad pública por gloria o por ganancia financiera. En vez, “en un nivel semi-consciente, estos individuos no creen realmente que sus investigaciones de OVNIS estén completamente involucradas con el “mundo real”. Más bien, su comportamiento y sus declaraciones parecen más consistentes con algo así como una interpretación de roles fantásticos.” La ufología al igual que la interpretación de roles fantásticos “permiten la participación directa e inmediata con seres poderosos de “otro mundo” y tópicos mitológicos”; ambos “han sido conocidos por dominar (¿poseer?) a los participantes.” Este tipo de interpretación de roles “aprovechan imágenes arquetípicas que contienen un enorme poder psicológico. Los arquetipos pueden volverse inmensamente atractivos, hasta llegar a ser adictivos para aquellos que participan en el juego.”

En el caso Napolitano, las figuras de “otros mundos” incluyen no sólo a los alienígenas de ET, pero también un panteón de agentes de una conspiración  inalcanzable de un gobierno malvado, determinado a prevenir que la humanidad se entere de los ETs. Intermediarios entre los humanos de carne y hueso y los poderosos maestros de las más altas órdenes místicas, que son ubicuas en el reino de la religión. Ángeles y demonios que sirven en los centros del bien y el mal definitivo... Por lo tanto las interacciones entre Hopkins y los demás con esto jugadores aparentemente se conforman a las reglas que históricamente han controlado las interacciones entre los humanos y los dioses. Los humanos cuestionan y provocan a los dioses ante el mayor de los peligros. El acercamiento adecuado es calmar, apaciguar y suplicar a estas “entidades”. [2]

La idea de figuras poderosas de otros mundos es un constante a lo largo de la historia, por lo que debería ser considerada una parte fundamental de la condición humana: en otras palabras, cómo un aspecto de la psique, tanto colectiva como individual. La ufología entonces, como todo tipo de culto pasivo e interpretación de roles, es un intento inconsciente de encontrar las fuerzas del inconsciente, para aplacarlos o para abocar a su favor y recibir los beneficios —o ambas cosas.

3) Lo liminal

Lo liminal es el ámbito medio, aquel que se encuentra entre la vida y la muerte, entre despertar y dormir, físico y no físico, lo real y lo irreal. Este es el ámbito dentro del cual el OVNI y el alienígena se encuentran el uno al otro. Este tipo de fenómenos “habitan” el ámbito liminal y su aparición dentro de nuestro ámbito (el “real”) es experimentado invariablemente como una invitación o una seducción (o trampa) para atraernos hacia el estado liminal entre el ser y el no ser, el yo y el no-yo. (La alternativa es percibirlos como una amenaza hacia nuestro ámbito, sin embargo, estos dos puntos de vista no son mutuamente exclusivos). Esta es la meta de la consciencia, ser y no ser, simultáneamente, que es el reto que los OVNIS  presentan, un reto que hasta ahora ha sido declinado, si no es que ha sido ignorado por completo por los investigadores y los experimentadores por igual. La prueba de esto es la manera en la que los investigadores —y especialmente investigadores-experimentadores como Strieber—se han esforzado, más de manera maniática u obsesiva que heroica, para encontrar (o dibujar) y mantener una clara línea divisora entre la “simple” realidad subjetiva (aquella que comúnmente se descarta como una simple alucinación) y aquella llamada realidad objetiva —la que un conceso social ha reconocido como la real.

Esto es bastante normal. Vivimos en una cultura que percibe experiencias que no han sido corroboradas por otros como síntomas de psicosis y esquizofrenia. Alguien como Strieber, que experimenta encuentros altamente subjetivos con un nivel fenomenológico que no puede ser corroborado completamente o satisfactoriamente por la ciencia tiene dos opciones: o aceptar el diagnostico de locura, o encontrar o crear su propio culto pasivo a través del cual pueden corroborar sus experiencias. El tercer camino, aquel menos recorrido, es aceptar que dichas experiencias son tan reales como irreales, que sí son completamente subjetivas, y que cualquier intento de  presentarlas como objetivas tan sólo las despojará del significado específico y personal para la psique que las experimenta. El resultado final de esto, irónicamente y hasta trágicamente, es no hacerlas más reales, sino todo lo contrario, menos reales, en el verdadero sentido psicológico de la palabra real, es decir, algo que posee un significado verdadero.

Esta es la naturaleza de la bestia ufológica y es esta esquina casi viciosa a la que nos han llevado por las estrategias naturales (pero también patológicas) del ego, que simplemente no puede aceptar lo liminal —el estado intermedio/ya sea-o de la existencia— como otra cosa que no sea la aniquilación. Y claro que lo es, al igual que la idea de OVNIS  y las abducciones alienígenas— como Jung bien sabía y Strieber admite, en días alternos de la semana —como un fenómeno psíquico que interactúa con el inconsciente del que experimenta el acto, y por lo que son formados por este, así como esta posibilidad es vista como un rechazo de la realidad del fenómeno en cuestión y la reducción de la experiencia del OVNI a los síntomas de psicosis. La experiencia del OVNI es caracterizada por la psicosis, ya que una definición de la psicosis es la inhabilidad de distinguir entre lo real y lo irreal; pero esto sólo se da en caso de que la ilusión de que cualquier realidad objetiva que interactúa de alguna manera con nosotros independientemente de nuestras condiciones psíquicas es en sí un síntoma de psicosis. Y ya que, a diferencia de otros fenómenos sociales un OVNI no puede —y no será— adaptado finalmente a una forma “objetiva”, esto también es tragicómicamente, la cura.

 

4) El complejo Mulder

El complejo Mulder, como lo he acuñado (después del conocido programa televisivo “Expediente Secretos X”), se relaciona con el deseo de creer, y nos conecta de nuevo con la formación antes descrita de los cultos pasivos. El complejo Mulder entonces incluye una profunda necesidad de percibir la realidad como algo irreal, por lo tanto permitiendo que posibilidades imposibles surjan de esa suspensión de la creencia. Podemos suspender nuestra incredulidad de dichas imposibilidades, para darles aún más substancia —mientras que al cuidadosamente no les damos substancia necesaria para que estos puedan tomar el disfraz de la realidad absoluta, porque entonces regresaríamos a donde empezamos, y tendríamos que conjurar nuevas maravillas para ahuyentar a las viejas. En los “Expedientes Secretos X”, los extraterrestres son presentados como reales, más nunca de manera conclusiva. Esto significa que tanto la necesidad de Mulder de creer y el escepticismo de Scully (que juntos le dan tensión al programa), son un acto. Una vez más, se encuentra lo liminal de moverse constantemente entre dos estados, en este caso el de creencia y el escepticismo. Este es un microcosmo para el fenómeno cultural del OVNI, en el que la negación, por parte del gobierno y la creencia de la ufología, representan dos caras de la misma moneda, una sostiene, al oponerse, a la otra.

La pregunta a la que me dirijo en “The Prisoner of Infinity” es: ¿qué se oculta detrás de la necesidad de creer (y la negación), como una herida inflamada debajo de una curita, y  cómo es que esas tempranas experiencias traumáticas le dan forma a esas mismas creencias? En el caso “ficcional” de Mulder, su hermana es llevada por fuerzas desconocidas cuando era una niña. La creencia de Mulder que ella fue abducida por extraterrestres es una manera en la que él pudo evadir la terrorífica posibilidad de una explicación más mundana de su desaparición, y así mantener la esperanza de que algún día ella regresaría a él. Para ponerlo simplemente, si no fueron los extraterrestres, algo mucho peor le sucedió, y las posibilidades de que ella reaparecería algún día se reducirían a cero. El deseo de Mulder de creer en extraterrestres se originó directamente de ese trauma temprano, en el rechazo de la realidad de lo sucedido, llevando a una afortunada aceptación de una narrativa fantástica que proporciona un amortiguador entre la psique sin formar, y la experiencia completa de esa realidad intolerable.

Exactamente el mismo “mecanismo de defensa”, aparece como evidencia en la historia personal de Strieber, y sospecho que en todas las experiencias “genuinas” de abducciones extraterrestres. Lo mágico es la única solución posible para la herida de lo mundano, porque un curita debe al menos cubrir las dimensiones del trauma. Circunstancias extremas requieren medidas extremas.

5) La disociación y viajar al espacio

La metáfora a la que naturalmente llego para este proceso, al escribir esta pieza, es aquella de viajes espaciales. Es quizá una elección inevitable, porque descubrí más y más evidencia, mientras trabajaba en “The Prisoner of Infinity”, de que el culto pasivo de los OVNIS  y alienígenas ha sido, desde su incepción, formado y dirigido, si no es que absolutamente creado, por agencias que quieren, entre otras cosas, crear una fuerza científica, tecnológica y económica hacia la colonización del espacio exterior. ¿Qué mejor manera de hacer esto que a al inspirar a las personas a ir con la noción de que el espacio está habitado, y en realidad, que este viene por nosotros? Esto puede sonar como un punto de vista radical y nuevo, sin embargo, Jacques Vallee sugirió algo similar en 1979.[3]

El deseo de dejar el planeta y escapar hacia el espacio (en donde supuesta y misteriosamente las condiciones son mejores que en nuestro planeta) es el deseo de disociarnos. La disociación es experimentada por cada niño que ha sufrido un trauma al crecer, y que debe incluir prácticamente a cada niño que creció en el occidente. El incentivo aparente de colonizar el espacio es que nuestro planeta no nos puede sostener porque somos demasiados y nuestra forma de vida nos llevará a una crisis ambiental. Pero rara vez es sugerido que la crisis ambiental es el resultado de, no demasiadas personas, o de esta u otra práctica corporativa, pero de una manera de vivir. Esta supuesta “crisis”, por lo tanto, no puede ser atribuida a una organización u individuo pero es endémica al nuestra especie, que significa que, sea lo que sea, llevaremos ese virus con nosotros al espacio y a cualquier planeta que logremos colonizar.

Sin embargo, esta es una cuestión secundaria, ya que lo que realmente me interesa es la metáfora, específicamente que, mientras más contaminamos nuestros océanos y decimamos nuestro medio ambiente natural, la “necesidad” de conquistar el espacio se vuelve mucho más urgente. Esto puede ser percibido como una externalización colectiva (por eso la metáfora) para el individual cuyo cuerpo y psique han sido demasiado “contaminados” por las toxinas emocionales de experiencias (daños traumáticos) repudiadas y reprimidas y que es llevado a un estado crecientemente disociado, y las narrativas fantásticas resultantes, o sueños despiertos de intervención alienígena, la auto-actualización psíquica, viajes astrales y colonias espaciales como un medio para evitar tener que integrarnos (volver a experimentar) el trauma original.

Con un poco de suerte, el lector podrá unir estos 5 aspectos —los cultos pasivos, la interpretación de roles, lo liminal, el complejo Mulder, y la disociación/viajes al espacio, y ver como se combinan en una sola y radicalmente nueva, interpretación del fenómeno del OVNI y de los extraterrestres.

Leer primera parte

Twitter del autor: @jakephas


[1] The Future of Religion: Secularization, Revival, and Cult Formation, por Rodney Stark y William Sims Bainbridge, University of California Press, 1985, p. 210.

[2] “No debería sorprender a nadie que las pruebas de realidad más sencillas no hayan sido aplicadas en este caso. La inhabilidad de Hopkins de checar las condiciones climáticas durante la abducción, de hecho tiene sentido dentro del contexto de este proceso reflexivo. Así como a los piojos se les llamaba “perlas del cielo” por los devotos religiosos, los problemas físicos evento-realidad en el relato Linda han sido transmutados por sus seguidores.” http://tricksterbook.com/ArticlesOnline/LindaCortileCase.htm

[3] “Los OVNIS son reales. Son recursos físicos para alterar la conciencia humana. Pueden no venir del espacio exterior. Su propósito puede ser lograr cambios sociales en este planeta, a través de un sistema de creencias que utiliza la manipulación sistemática de los testigos y de los contactados; un uso encubierto de varios cultos y sectas; control de los canales a través de los cuales los supuestos “mensajes espaciales” pueden impactar al público…Visitantes del espacio exterior… ofrecerían el esfuerzo espacial —y toda la industria que los alimenta— un nuevo propósito en la vida. Rescatarían la civilización occidental de su agudo malestar espiritual. Ayudarían a trascender emociones políticas y establecer el camino hacia la unificación de ese enorme mercado económico: el planeta Tierra. Al considerar estas posibilidades, comenzarás a entender porque la idea de la vida en el espacio ya no es sólo una especulación científica, también es una cuestión social y política también”. (Jacques Vallee, Messengers of Deception p21,53).