En 1984 Apple usaba la iconografía de la novela 1984 de George Orwell para hacer su gran lanzamiento mundial en un comercial dirigido por Ridley Scott y transmitido en el Superbowl en el cual supuestamente su tecnología liberaría al mundo de un estado totalitario. A 30 años casi de ese momento definitivo en la historia de la computación miles de millones de personas disfrutan de los gadgets de Apple y compran en sus tiendas en línea, haciendo de Apple la compañía más exitosa de la historia. Sin embargo esa política de libertad que supuestamente embanderaba la empresa de la manzanita (que había dado una mordida a la fruta del conocimiento) no parece ser una de sus características principales. Al contrario hay algo oscuramente ominoso en que Apple se haya apropiado de la imagen del liberador del Gran Hermano que implementa un estado policial a través de la tecnología --al igual que el "don't be evil", de Google--; nos revela hasta que punto el marketing no tiene ninguna ideología moral, es una máquina arrolladora que solo busca capitalizar más y para hacerlo necesita obtener más información del público, para así también insertarse de manera favorable en su mente inconsciente.
Michael Posner escribe un interesante artículo en The Globe and Mall en el que argumenta que Apple se ha convertido en una especie de Big Brother que regula los contenidos a los que podemos acceder y nos vigila con su tecnología --la cual ciertamente hemos adoptado como si fuera una religión.
El caso más reciente de censura es el que han padecido los e-books Hippie 1 y 2, del autor danés Peter Ovig Knudsen. Estos libros narran retrospectivamente la cultura hippie de Dinamarca de los 60 y 70 y contienen fotografías de mujeres y hombres desnudos, las cuales violan la política de Apple de no incluir contenido sexualmente explícito. Cuando los editores recatadamente cubrieron los desnudos con jugosas manzanas rojas, el libro fue aceptado solo para que días después fuera rechazado. Y Apple también retiró apps previamente aprobadas de Hippie 1 y 2 de todas sus plataformas.
Entre otras obras que han sido censuradas por Apple se cuentan el nuevo libro de Naomi Wolf Vagina: A New Biography, el cual recibió el título V***** (algo que no le ayuda mucho en las ventas), y dos publicaciones alemanas de gran tiraje, la revista Stern y el tabloide Bild, también han sido censuradas por desnudos.
Por una parte Apple parece mostrar cierta hipocresía moral, las fotografías en blanco y negro de hace 40 años de Hippie de personas desnudas en la naturaleza le parecen ofensivas, pero algunos otros libros artísticos como el de Anthology of Nude Photography y Nude Inspiration in a Painter’s Studio de Kristofer Paetau y Ondrej Brod, le parecen adecuados (¿es crítica de arte?), pero sobre todo las apps de Playboy, que también contienen mujeres desnudas o semidesnudas y sí son permitidas. Esto, según el vicepresidente de Apple porque se trata de una "compañía reconocida que previamente ha publicado material disponible masivamente en un formato bien aceptado". Es decir solamente las grandes corporaciones pueden recibir el beneficio de la duda y el ojo benevolente de Apple; que prefiere ahorrarse la posibilidad de ofrecer contenido nuevo polémico a las masas.
En Dinamarca el caso incluso ha llevado al ministro de Cultura, Uffe Elbaek, a escribir a sus contrapartes de la Unión Europea para que se debata el caso. "Es un libro de historia. Documenta cómo nos comportabamos en esos días. ¿Es justo que una compañía americana sin ningún diálogo verdadero... aplique estándares morales americanos a un prodcutoc que solo le interesa a las audiencias danesas con estándares morales diferentes?".
Y es que ese es el problema de conferir tanto poder a una empresa. Apple controla la mayor parte del pastel del contenido que se vende a través de dispositivos móviles (si tienes un iPhone o un iPad, al menos de que hayas hecho un crack, todo pasa a través del Apple Store) y por lo tanto puede destruir un proyecto editorial con tan sólo no incluirlo en su tienda. Y un contenido provocativo difícilmente lograría distribuirse masivamente sin contar con el aval de Apple.
Otro de las cuestiones a discutir, señala el editor Jens Lauriden, es que Apple solo dice que para ganara acceso a sus plataformas se deben de cumplir con sus lineamientos, lo cual "significa que muchos artistas empezarán a autocensurar su trabajo, lo cual no es muy saludable".
El autor de Hippie, Peter Ovig Knudsen, escribió cque Steve Jobs había hecho marketing de sí mismo como un "hijo del movimiento hippie", al haber tomado LSD de manera que esta droga cambió su vida y supuestamente estaba "motivado por un deseo de asegurar que las personas del mundo tuvieran acceso al arte y al conocimiento. Nuestra experiencia muestra exactamente lo opuesto". Esto parece ser también una especie de estrategia de apropiación de los valores de libertad que en algún momento fueron unos de los principales detonadores de Internet.
Por otro lado, para aquellos más paranoicos, recordemos que Apple ha patentado tecnología para espiara a sus usuarios y que un iPhone graba todos los movimientos que realiza su dueño en un archivo oculto. Anticipando la previsión de Phillip. K. Dick: “Llegará un momento en que no será ‘Me están espiando a través de mi telefóno’. Eventualmente será: ‘Mi teléfono me está espiando a mí’”.