*

Maravilloso volcán artificial del siglo XVIII aún sigue en actividad (VIDEO)

Por: Luis Alberto Hara - 09/03/2012

En los bosques de Woerlitz, Alemania, permanece un volcán creado por las manos del hombre. Aunque el espectáculo rara vez puede apreciarse, los organizadores de las erupciones aseguran que es fascinante sentir el calor y escuchar el estruendo que produce la enorme cantidad de leña y combustible.

En 1794, en los bosques de Woerlitz,Alemania, era común ver a miles de personas a orillas de un lago presenciando un espectáculo que iluminaba el cielo y los rostros de los espectadores: un volcán artificial.

En la actualidad, este lugar forma parte del Parque de Woerlitz y es considerado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

A partir del 2004, Wolfgang Spyra, un profesor de química de la Universidad de Bradenburgo, decidió revivir el volcán bajo el argumento de: “Un volcán que no puede explotar es un volcán triste, y yo quería hacerlo feliz una vez más”.

Antes de comenzar el trabajo de restauración, Spyra realizó una investigación sobre la historia del volcán: Alrededor de 1760, a los 20, el príncipe Leopoldo III Federico Francisco emprendió un viaje por Londres, París, Marsella, Roma, Venecia y Nápoles donde fue cautivado por el Monte Vesubio. Veintidós años después de su regreso, el príncipe tuvo la idea de recrear el golfo de Nápoles en pleno Alemania. El volcán era la materialización de la grandeza de un reino y, al mismo tiempo, una nueva forma de entretenimiento para los súbditos.

Spyra narra que el príncipe tenía a un grupo de arquitectos a su servicio, quienes construyeron el volcán de, aproximadamente, 5 pisos de alto. En la parte superior, un cono albergaba una cámara con tres chimeneas y en el techo una especie de cráter podía ser llenado con agua.

Una vez que la construcción estaba terminada, había que saber qué tipo de explosivos se necesitarían para llevar a cabo las erupciones. En el siglo XVIII, la pólvora, la brea y el azufre eran los de mayor disponibilidad, así que se experimentó con ellos. El resultado: un éxito.

Hoy en día, el volcán es operado por estudiantes de la Universidad de Bradenburgo que utilizan combustible líquido y leña, principalmente, para llevar a cabo la erupción.

Desde su restauración, el volcán sólo ha llevado a cabo una docena de explosiones. Según Spyra, es necesario conservar la esencia del volcán sin gastar su imagen.