El ser humano preserva todo tipo de aparatos y los convierte en objetos de colección, ¿pero los sonidos de épocas pasadas? El Museum of Endangered Sounds es un emporio digital de preservación aural de sonidos de los 80 y 90, la era en la que lo análogo empezó a dar paso a lo digital. El creador Brendan Chilcutt, como quien quiere recuperar los fragmentos cautivos de su infancia, se ha dedicado a recopilar sonidos emblemáticos de la tecnología de este tiempo.
"Por ejemplo, el cascabeleo texturizado de un cassete VHS devorado por el útero de una JVC HR-7100 VCR de 1983. Como podrás saber es un sonido maravillosamente complejo, aunque sutil y sin filtros".
Chilcutt planea continuar su labor museoáurica y luego "desarrrollar un lenguaje para reinterpretar los sonidos como composición bibaria". En su sitio uno puede empezar a jugar a componer música industrial, como si un gameboy, un tamagotchi o un viejo modem fueran instrumentos.
"Imagina generaciones de niños sin conocer los ángeles susurrantes cargados dentro de los recovecos de una vieja TV de rayos catódicos", dice Chilcutt.