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Bajo una retórica de oponerse a la idolatría del mercado, el Vaticano llama a la creación de un banco central mundial con atributos supranacionales, rayando sospechosamente con el sueño totalitario del Nuevo Orden Mundial.

El Vaticano pidió este lunes el establecimiento de una "autoridad global pública" y de un "banco central mundial" para que rija sobre las instituciones financieras. Este llamado se hizo bajo la retórica de la crítica al modelo económico de mercado.

"La crisis económica y financiera que atraviesa el mundo pide que todos, individuos y grupos, examinen a profundidad los valores culturales y morales en la base de la coexistencia social", dice el documento emitido por la Santa Sede. El documento, además, condena la idolatría del mercado y la ambición sin medida característica del sistema actual.

Propone entonces la creación de una "autoridad supranacional" de alcance global con" juridsicción universal" para guiar decisiones políticas y económicas.

Aunque Reuters quiere hacer pasar estas declaraciones como una especie de solidarización con el movimiento Occupy Wall Street y de protesta en general contra el sistema financiero global, hay que ser cautos al leer lo que dice el Vaticano. La protesta en contra del sistema financiero global se basa en que ciertos organismos tienen demasiado poder y que lo ejercen de manera que incrementa la desigualdad. Darle un poder casi absoluto a una institución supranacional significaría someter al mundo entero a las decisiones de un organismo que hay que ser ingenuos para pensar que sería nombrado y controlado democráticamente por y para la mayoría. Lo que busca (o debe buscar) el movimiento contra el sistema financiero global es la posibilidad de dinamizar la economía de manera local e independiente, fuera de los tentáculos vampíricos de los grandes bancos.  

¿Acaso lo que estamos viendo es un intento por parte del Vaticano, un tanto desesperado, de cooptar el movimiento de protesta y resignificarlo a favor del largo sueño del nuevo orden mundial?

Un banco mundial o un gobierno mundial son, es cierto, grandes ideales dignos de una humanidad que sinceramente no somos todavía. En el estado actual significan exponenciar el actual sistema elitista e incrementar el poder de los "amos" para manipular el orden las cosas.

[Reuters]