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Reviviendo a un asesino a través de las fotografías de su cadáver (Project 12:31)

Por: Javier Barros Del Villar - 04/26/2011

¿El arte como transmutador de materia? El cuerpo de un asesino ejecutado con una inyección letal fue minuciosamente fragmentado y fotografiado; posteriormente el proyecto "12:31" utilizó el material para reanimar el cadáver de Joseph Paul Jernigan.

Joseph Paul Jernigan (31 de enero de 1954 – 5 de agosto de 1993) fue un asesino texano que tras ser juzgado recibió la pena de muerte por inyección letal a las 12:31. Tras su ejecución, su cuerpo fue donado a la ciencia, para diseccionarse, fotografiarse y utilizar las imágenes dentro de investigaciones médicas. Era 1981 cuando Jernigan fue condenado a muerte tras apuñalar y disparar contra Edward Hale, un hombre de 75 años que descubrió a Jeringan intentando robar su horno de microondas. Luego de 12 años de apelaciones finalmente el condenado gastó todos los recursos legales para solicitar clemencia. Los cortes y fotografías de su cadáver forman parte del Visible Human Project del Centro de Ciencias de la Salud, en la Universidad de Colorado.

Poco antes de morir Jernigan accedió donar su cuerpo para la investigación médica sin conocer a detalle el proyecto que eventualmente pasaría a protagonizar. “El Visible Human Project es un esfuerzo para crear una detallada serie de fotografías cruzadamente seccionales del cuerpo humano, con el fin de facilitar aplicaciones de visualización anatómica”. Previo a la disección, el cuerpo de Jernigan se congeló y colocó en una mezcla de agua y gelatina para que se estabilizara antes de realizar los cortes. Posteriormente fue cortado en plano axial con intervalos de un milímetro, lo cual resultó en 1,871 “rebanadas”. Cada uno de sus trozos se convirtió en una fotografía, tanto análoga como digital, acumulándose así  un archivo de más de 65 gigabytes de información en imagen.

Una vez concluida la documentación correspondiente, entró en acción un grupo de artistas que solicitó autorización para utilizar el singular material fotográfico y generar un proyecto artístico que permitiera aprovechar en forma paralela a la ciencia médica el archivo de imágenes. De esta forma surgió el Proyecto 12:31 (la hora exacta de la ejecución de Jeringan), el cual  pretende revivir, fotográficamente, el cuerpo del asesino texano, de algún modo extraer el alma óptica de un cadáver y por medio de procesos fotográficos reanimarla o, mejor dicho, reformarla en una presencia física. El equipo está integrado por Croix Gagnon (creador del concepto y la dirección de arte), el fotógrafo Frank Schott y Alex Katz en la post producción.

El proceso artístico consistió en crear una animación continua a partir de las imágenes de las 1,871 porciones del cuerpo. Posteriormente la animación se tocó en una pantalla de computadora, la cual era movida de uno a otro lugar de una habitación en completa oscuridad. Este “performance” fue fotografiado con largas exposiciones para dar como resultado siluetas luminosas de todo el cadáver. Variaciones en el movimiento de la computadora durante cada exposición permitieron la manifestación de diversas formas del cuerpo a lo largo de la secuencia.

Pero más allá del lúgubre contexto de este proyecto creativo —el cual ya es de por sí espectacular y bien pudiera considerarse como un gancho fácil para dar vida a una obra lucidora— lo cierto es que 12:31 también conlleva una interesante reflexión: ¿son el arte y la tecnología herramientas que en algún momento nos permitirán (si no es que ya lo hacen) extender la vida física? Y en un plano más alquímico que metafísico surge otra interrogante, tal vez añeja: ¿es el arte capaz de transmutar 1,871 rebanadas de materia “inerte” y dotarlas de un pulso vital? En lo personal creo que mi respuesta a ambas preguntas sería afirmativa, pero quizá es mera divagación motivado por un interesante proyecto artístico. A fin de cuentas, ¿no es una obligación fundamental de esta herramienta divina con la que hemos sido dotados, la creación artística, generar reflexiones que trasciendan la frivolidad, el estatus y el mercado a los que gran parte del “arte” contemporáneo se ha sometido?