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Poco después de que Goldman invirtió en Facebook, las acciones de esta red social se valúan en 70 mil millones de dólares (20 mil millones de dólares más en sólo dos semanas) ¿estamos viendo a la máquina de burbujas más poderosa inflar una nueva burbuja digital?

Hace casi 2 años, poco después de que colapsara Wall Street por la crisis inmobiliaria, el periodista Matt Taibbi escribió un artículo que se viralizó en el que llamaba a Goldman Sachs "la gran máquina americana de burbujas" y se refería a este banco, cuyos directivos por alguna razón acaban siendo parte del gabinete financiero de los gobiernos (republicanos o demócratas) como "el banco de inversión más poderoso del mundo",  "es un calamar vampiro enrollado en el rostro de la humanidad" y "la ambición organizada siempre derrota a la democracia desorganizada". Taibbi culpa en buena medida a los instrumentos financieros de Goldman y a sus especulaciones de crear la burbuja inmobiliara que explotó en el 2008 y también de crear la burbuja de los dot.com a finales de los 90. Con la reciente inversión de Goldman en Facebook, nos preguntamos si esta red social ¿no es la siguiente burbuja que sopla la mafia de Goldman?

Hace dos semanas Goldman Sachs invirtió 450 millone de dólares en Facbook, valuando a esta red social en 50  mil millones de dólares, y como parte del trato ofreció recaudar 1.5 mil millones de dólares de sus inversionistas favoritos, creando un vehículo de propósito especial para permitir que Facebook reciba inversión de más de 499 personas sin tener que revelar sus resultados financieros. Además, Goldman estaría convirtiéndose en una especie de apoderado de Facebook, guiándolo en su eventual transición a cotizar en la bolsa.

Hace un par de días los frutos del voto de confianza de Goldman - un alquimista financiero que todo lo que toca vuelve oro- se hicieron patentes en la venta de acciones de Facebook en el mercado secundario, donde se valuaron en 28.26 dólares la acción, lo que equivale a un valor total de 70.56  mil millones de dólares. O sea que en dos semanas el valor de Facebook se habría catapultado 20 mil millones de dólares.

Este tipo de ventas de acciones en el mercado secundario de empresas privadas está siendo investigado por el Securities and Exchange Commision (SEC, por su siglas en inglés) ya que se sospecha que compañías privadas se están beneficiando de no tener que cumplir con las regulaciones financieras que requiere el SEC para las compañías públicas en estas transacciones secundarias.

La cuestión es que Facebook se está valuando en una cantidad enorme de dinero y nadie sabe si lo vale. Ciertamente sus ganancias no parecen estar cerca de lo que la empresa se está valuando: 355 millones de dólares de ganancias netas en el los primeros 9 meses del 2010, facturando 1.2 mil millones, según un docuemnto no oficial. Tasar en 70 mil millones de dólares a Facebook es una apuesta a lo que se puede convertir, no una evaluación basada en el presente. El problema de monetarizar servicios digitales esencialmente gratuitos no es fácil de resolver y solamente  pocos,  como Google con su esquema de publicidad por click, han logrado resolverlo con solvencia. Buscar monetarizar  al nivel que necesita Facebook para seguir estando valuado en 70 mil millones de dólares o más, significaría probablemente perder lo que lo hace tan popular, ya que necesitaría vender anuncios invasivos o cobrar cuotas u otro tipo de método -como vender los datos de sus usarios- lo que seguramente sería mal recibido por sus usarios y Facebook empezaría -un punto que será inevitable- a declinar.

Probablemente lo que estamos viendo es que Facebook sabe que no vale lo que se especula que vale, porque nunca podrá canjear su indiscutible alcance global -con una cantidad de usuarios que sólo compite con las poblaciones de China e India- en una igualmente impresionante cantidad de ganacias . Por esto lo que busca es inflar lo más posible su valor y pasar a la caja a cambiar las fichas. Y para hacer esto que mejor que recurrir a los máximos expertos en inflar burbujas.

Douglas Rushkoff escribe para CNN que este es el pico de Facebook, su cresta máxima y que de aquí viene una gradual caída; esto es el motivo verdadero del trato entre Facebook y Goldman Sachs. A Facebook le queda poco tiempo en el que podrá seguir jugando sin revelar sus cartas -mientras tanto intenta inflar la burbuja hasta el límite. Como si se tratará de una campaña política en la que lo único que cuenta es crear una buena imagen antes de las elecciones para así conseguir votos -y después ya no importa si se descubre que el candidato era un fraude-; Facebook busca vender el mayor número de sus acciones y conseguir la mayor cantidad de inversión valuándose a precios estarosféricos -para que cuando se descubra que en realidad no vale lo que se dice ya sea demasiado tarde.

Rushkoff ve en el fenómeno actual de Facebook algo similar a lo que ocurrió con AOL y su fusión con Time Warner o con la compra de MySpace por Rupert Murdoch: el momento cúspide de bonanza especulativa es también el momento que precipita la caída. Rushkoff enfatiza que las empresas digitales,  especialmente las redes sociales (al igual que las reuniones sociales) son efímeras (los casos de Hi-5, MySpace, Friendster lo avalan). Pese a que Facebook hoy está en la cima y parece que estará así para siempre, también se desgastará pronto y las personas utilizarán otra plataforma para socializar y pasar su tiempo en línea. Por esto es importante para esta empresa canjear sus fichas hoy y para hacerlo se ha asociado con  los dueños del casino, con Goldman.

Aunque a grandes rasgos estamos de acuerdo con Rushkoff, este brillante analista no considera la posibilidad de que Facebook está siendo apoyado por el mainstream financiero y la mafia que lo maneja, por Goldman, pero también por la CIA, a través de su empresa IN-Q-TEL y de Peter Thiel, miembro del poderoso Club Bilderberg y accionista de Facebook. Tal vez Facebook, como los bancos en su momento, será "demasiado grande para dejar caer", ya que representa una invaluable base de datos y un laboratorio social cuya utilidad política supera posiblemente el valor en el que se tasa actualmente esta empresa.

Vía TechCrunch