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El excéntrico millonario Kirsan Ilyumzhino, que es también presidente de la Federación Mundial de Ajedrez, cree que este juego llegó del espacio exterior y contiene un código cósmico.

La elecciones de la Federación Mundial de Ajedrez se celebrarán la siguiente semana en la ciudad de Khanty Manisysk en Siberia. Delegados de más de 100 países escogerán entre dos candidatos rusos bastante distintos. Uno de ellos es el gran campeón Anatoly Karpov; el otro es el actual presidente, el excéntrico millonario Kirsan Ilyumzhinov, que también es presidente del estado de Kalmukia.

Kirsan Ilyumzhino, quien construyó el templo budista más grande de Europa y que cuenta entre sus amigos a personalidades como Chuck Norris (lo cual explicaría de donde obtiene su poder descomunal este actor, político y meme) o Sadam Hussein, además es un ferviente creyente en entidades extraterrestres, incluso delcaró que fue abducido. De estos encuentros con seres intergalácticos al parecer obtuvo la idea de que el ajedrez llegó a la Tierra del espacio y por estos lo ha hecho obligatorio en su provincia (como para conectar a los niños con el cosmos). Si las suficientes personas no juegan ajedrez, el mundo sera destruido, según Ilyumzhinño (al parecer nuestros hermanos espaciales se preocupan por nuestro desarrollo cerebral).

Ilyumzhinov le ha dicho al diario The Indendent que ante las protestas por el plan de construir una mezquita en la zona cero de Nueva York, le ha escrito al alcalde Bloomberg con el plan de construir ahí un centro de ajedrez de 10 millones de dólares, expresando que su sueño es que en un futuro las únicas batallas entre Occidente y Oriente sean sobre un tablero de ajedrez.

Ilyumzhinov cree que existe un código en el ajedrez, por lo cual existen 64 espacios en un tablero al igual que 64 codones en el AND (o 64 mutaciones en I Ching). Un número mágico que subyace a las matemáticas universales como un cordón dorado de memoria galáctica.

Mientras se deciden las elecciones nosotros buscamos los derechos para transmitir las partidas de ajedrez entre este político ruso y el político estadounidense Chuck Norris. Entre bizarros diálogos y la sutil intervención de divinidades extraterrestres moviendo las piezas, seguramente tendríamos un excelente programa para transmitir por televisión como un loop cósmico.