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La alta costura de la temporada de fashion agrogaláctico 2010 queda confirmada en esta sorprendente selección de círculos en el cultivo

Es curioso que aún a estas alturas muchas personas piensan que los famosos crop circles o círculos en los cultivos, que aparecen desde hace siglos trazados en los campos de diversas regiones del mundo, en especial en Inglaterra, Escocia, y otros países de Europa, son una farsa. Esta posición es reforzada, en buena medida, por la postura de los grandes medios frente a este fenómeno, al cual etiquetan como una poco relevante y falsa manifestación.

Hasta cierto punto resulta asombroso que se siga considerando a estos monumentales trazos como una obra de adolescentes o geeks osciosos que una noche deciden realizar una obra magnánima mientras nadie los ve. Negar que los crop circles son un fenómeno intrigante es como aceptar que Santa Clos realmente existe, pues es un tipo capaz de realizar una proeza inaudita en una sola noche, mientras nadie lo está observando (la paradoja del fantasioso escéptico).

También vale la pena recordar la teoría que propone a estos diagramas como el resultado de un programa militar británico, evidentemente secreto, que explora el uso de armamento de microondas y los círculos en el cultivo surgen de estas pruebas. Esta teoría ha sido expuesta por el científico Jaques Vallee. Lo cierto es que ya sean unos traviesos e hipertalentosos jóvenes, extraterrestres emitiendo mensajes codificados como parte de un metalenguaje, o el producto de un sombrío programa militar, los crop circles manifiestan el plano de la forma con una pulcritud inspiradora.

Más allá del sublime archivo que se ha compilado en los últimos años con decenas de estos masivos diseños, la temporada 2010 ha arrojado algunas magníficas muestras de estos mensajes codificados en el plexo de la geometría panorámica, dibujos altamente refinados que denotan una cierta evolución matemática en su expresión:

Winston Windmill

La temporada 2010 de esta línea de fashion agrogaláctico comenzó con el llamado Winston Windmill, una compleja configuración que alude a la ecuación de Euller, uno de los discursos matemáticos más exquisitos que demuestra la profunda relación entre las funciones trigonométricas y la función exponencial, lo cual arroja algo de luz para explicar la interacción del ser humano con el resto del universo. Este “molino de viento” fue hallado, de un día para otro, en Wiltshire, cerca de Stonehenge, la zona más popular para la aparición de estos fenómenos.


El calendario lunar de Poirino


Pocos días después de la aparición del Molino de Winston, en junio 13, emergió en los campos de Poirino, en Italia, un diagrama impreso con la imagen de un calendario lunar de seis meses, que incluye la codificación de otra famosa ecuación, la hija predilecta de Einstein: E-mc2. Este dibujo podría ser, estéticamente, el de mayor riqueza para la óptica del ser humano.


El Cubo de Metatrón

La sofisticación algorítmica de la temporada 2010 continuó en julio, mes en el que aparecieron tres diseños, todos ellos en Inglaterra, entre los cuales destaca este figura en Dansbury que alude al mítico Cubo de Metatrón, una de las formas más populares dentro del plano de la geometría sagrada.

Beggar’s Knoll y Windmill Hill


También trazadas en julio pasado, en los campos de Woolaston Grange, el llamado Nudo de Beggar y el Windmill Hill, aparentemente muestran la primera y segunda etapas, respectivamente, de la fusión nuclear en reacción protón-protón. Para algunos apasionados estos diagramas forman parte de un claro mensaje que aconseja a la raza humana a evolucionar prontamente sus fuentes de energía liberándose así del petróleo.


Código binario (Rostro de Jesús)


Finalmente, cerrando con broche de oro la primera mitad de la temporada 2010 de los círculos en el cultivo, emergió el 30 de Julio en Wickham Green, Berkshire, un diseño con círculos concéntricos que contienen un elegante mensaje encriptado en una especie de código binario que aún no se ha resuelto. Sin embargo, lo más sorprendente de esta pieza, es la sincronía que denota con respecto a una imagen del rostro de Jesucristo impreso en el manto de Turín. Este código, que se desliza entre una especie de configuración genética, un protocolo binario, y el rostro codificado de Jesús, quizá sea la pieza más intrigante que nos hayan obsequiado los misteriosos artistas de los campos de cultivo en lo que va del año.