Despenaliza México consumo personal de ciertas drogas
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/23/2009
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/23/2009
Lo que parece ser una de las pocas medidas acertadas dentro de la torpe estrategia del gobierno mexicano en su lucha contra el narcotráfico, el pasado viernes 21 de agosto se anunció el regreso a la despenalización de una pequeña dosis de ciertas drogas, considerada como posesión de “consumo personal”.
A la vez se ofrecerán terapias para combatir las presuntas adicciones de aquel que traiga consigo un par de porros o una leve dosis de LSD. Las personas que sean sorprendidas con sustancias dentro del límite establecido no enfrentarán cargos penales como ocurría hace tan sólo unos días.
A pesar de que la aprobación del presidente mexicano, Felipe Calderón, perteneciente al partido de derecha PAN, tardó variosmeses, parece que esta larga historia finalmente tuvo un final feliz y congruente con la desastrosa situación que vive este país frente a la creciente violencia ligada al crimen organizados y al desenfrenado aumento de poder que han evidenciado los principales cárteles de la droga.
Además del desalentador escenario en el combate contra el narcotráfico, el otro issue radica es la falta de abasto que se da el sistema penitenciario de México. Las carceles se encuentran retacadas de personas que ingresaron a prisión por posesión de minusculas cantidades de estupefacientes, mientras que ejércitos de “gatilleros” y peligrosos traficantes se pavonean por las calles de las principales ciudades del país con cínica tranquilidad.
Entre las sustancias, y cantidades, despenalizadas están:
Aunque aún no podemos hablar de una esperada legalización regulada de las drogas, como parte de una eficaz estrategia de combate contra un fenómeno que ha dejado al menos 11,000 muertes desde que el presidente Calderón asumió las riendas en 2006, al menos se puede percibir una mayor madurez y disposición de entender cuáles son los verdaderos problemas frente al narcotráfico.
Ojala pronto termine de reflejarse en el sistema legal mexicano una clara distinción entre el consumo responsable y civilizado de un porro mientras escuchas los conciertos de Brandemburgo de J.S. Bach, y el hecho de pertenecer a la cadena de tráfico de estupefacientes, el lavado de dinero, y el asesinato de rivales mercantiles, que corrompe al axis completo de un país.