¿En la edad adulta y sin nuevos amigos? Sigue estos consejos para conectar con nuevas personas y hacer nuevas amistades

Hacer nuevos amigos o conservar amistades en la edad adulta suele ser más complicado que en la infancia o la juventud, etapas en las que las personas se encuentran rodeadas de otros con edades e intereses afines con los que conviven bastante más tiempo (en la escuela, por ejemplo) y con quienes, por ende, las relaciones se inician casi naturalmente, resulta mucho más fácil conectar y establecer vínculos basadas en experiencias compartidas.

Sobre este fenómeno, investigadores de diversos ámbitos han pasado mucho tiempo estudiando el "arte" de hacer amigos, de lo cual se han desprendido algunas observaciones interesantes sobre lo que resulta más importante cuando se trata de crear vínculos duraderos.

A continuación compartimos algunos consejos, si eres adulto (y los millennials ya lo son), para crear nuevas amistades y mantener las que ya tienes .

 
1. Las amistades no se dan sólo por suerte

Es cierto que puede haber excepciones y casualidades que lleven a las personas a encontrarse fortuitamente para forjar amistades duraderas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las amistades verdaderas son más que un golpe de suerte y consisten más en el esfuerzo de ambas partes para iniciar, fortalecer y conservar la relación. 

Entonces, si quieres hacer más amigos o conservar los que ya tienes, tendrás que estar activo para tomar la iniciativa en cultivar esas relaciones, lo cual puede significar que invites a ese compañero/a de trabajo con quien ya te llevas bien a tomar un café, que te unas a un club deportivo, que comiences a participar en un grupo comunitario o de voluntariado, te inscribas en un curso o simplemente llames a ese viejo amigo con el que no has hablado en mucho tiempo y con quien te gustaría volver a conectar.

 
2. Mantente presente

De alguna manera las amistades se cultivan y forjan a través de la presencia y la convivencia. Sin embargo, en el caso del propósito de hacer nuevos amigos o relaciones, el hecho de mantenerse presente también se refiere a ser constante al interior de aquellos grupos o lugares donde te gustaría hacer amigos.

No importa si en un inicio eres muy tímido o reservado como para empezar a hacer plática con personas que recién conoces. Aunque los primeros días no logres hablar con nadie, no dejes de ir a ese club, grupo o clase, pues al mantenerte presente, tarde o temprano alguien tomará la iniciativa de hablarte, si es que no te animas a hacerlo tú primero.

Esto se debe al llamado efecto de exposición, término que se deriva de un experimento que se realizó en 1990, en el que cuatro personas se infiltraron en secreto en una clase en la Universidad de Pittsburgh. Uno se presentó a quince sesiones, otro a diez, otro a cinco y el último no asistió a ninguna clase. En todos los casos, ninguno de los participantes del estudio interactuó con los alumnos verdaderamente inscritos. Pasados algunos días se les preguntó a los asistentes del curso cuál de aquellas cuatro personas les parecía más agradable, siendo el primer sujeto, quien se presentó a la mayor cantidad de clases, el más mencionado y quien recibió más opiniones positivas.

Y si bien, como todo experimento social, este puede ser debatido, de entrada su resultado sugiere que el simple hecho de estar expuesto a otras personas de manera continua se traduce en que le llegas a agradar a esas personas, o al menos a algunas de ellas. Esto se debe a que la familiaridad aumenta la simpatía.

Entonces, si deseas fomentar una amistad, mantente presente, porque cuanto más alguien te vea e interactúe contigo, más aumenta la probabilidad de que le agrades.

 
3. Muéstrate como eres y ten seguridad en ti

Aunque hay personas que tienen más facilidad para hacer amigos u otras que suelen resultar simpáticas para la mayoría de las personas, en realidad todos tenemos el potencial de hacer amigos, en especial cuando conectamos con los individuos adecuados.

Ser agradable es algo que puedes lograr cuando te muestras con seguridad y confianza ante los demás sin preocuparte por la percepción que tendrán de ti, simplemente mostrando tu esencia. 

Por supuesto, no vas a agradarle a todo el mundo, pero mostrarte como realmente eres e interactuar con confianza en ti mismo puede tener la ventaja de que le agradarás a las personas que mejor conectan contigo y con tu esencia, y eso es una base primordial para las amistades verdaderas. 

 
4. El rechazo no es el fin del mundo

Todos tenemos cierto miedo al rechazo, pero al final éste es parte de la vida y, como ya se dijo, nadie puede agradarle a todo el mundo. Entonces, es una posibilidad que esa persona que te gustaría tener como amigo o amiga termine por rechazar tu amistad, alejándose o poniendo barreras. 

Si eso pasa, no te lo tomes todo personal. Piensa que esa persona y tú no lograron conectar por algún motivo. Puedes tomar la experiencia y aprender de ella, reflexionar sobre algunos elementos de tu personalidad que quizá necesites trabajar en beneficio de tu propio desarrollo y seguir adelante.

Una forma de ayudar a que tus amigos potenciales se sientan más seguros para acercarse a ti y así mitigar su posible miedo al rechazo es mostrarte empático, amable, sonreírles y poner atención a lo que te digan cuando se dé una conversación, pero lo más importante es que seas honesto.

Forjar nuevas amistades requiere una buena dosis de reciprocidad. Así que, por todo lo que esperas obtener de tu nueva amistad, recuerda que la otra persona también busca esos sentimientos de vuelta. Por lo tanto, es importante que estés dispuesto a dar generosamente desde el principio, así como a recibir con gratitud.


Contenido cortesía de harmonia.la


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Imagen de portada: Unsplash

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