La invención del cine es sin duda uno de los momentos estelares de la humanidad, pues abrió la puerta a un territorio vasto de exploración, expresión, imaginación y creatividad que aun ahora, casi 100 años después de ocurrida, continúa generando obras capaces de asombrarnos, conmovernos, tocar alguna de nuestras fibras.
Asimismo, en otro efecto cultural que vale la pena tomar en cuenta, después de todos estos años es posible afirmar que el cine se ha convertido en una especie de memoria suplementaria de la humanidad. Alguna vez Carl Sagan escribió que los libros fueron ese recurso que nos permitió “acumular enormes cantidades de información fuera de nuestros cuerpos”, de ahí su importancia civilizatoria, pues sin ellos, dice Sagan, “qué poco sabríamos sobre nuestro pasado, qué lento sería nuestro progreso”.
Una analogía similar podría trazarse para el cine, pero no en el campo del conocimiento sino en el de las emociones. Parece admisible afirmar que el cine es nuestra gran memoria colectiva emotiva, un repositorio de recuerdos que funciona en dos vías, pues al tiempo que vaciamos ahí parte de nuestra subjetividad emotiva, en otro sentido el cine también nos ha formado sentimentalmente.
Un buen ejemplo de ello es el video que ahora compartimos y en el cual el editor Jacob T. Swinney ha reunido 100 tomas que bien podrían caber en varias clasificaciones: las más emblemáticas, las más artísticas, las más reconocibles, etcétera.
Y quizá lo más interesante de esta compilación es notar cómo, en efecto, muchas de estas escenas están inscritas en nuestra memoria, a veces incluso sin haber visto la película, al igual que en esa combinación azarosa de recuerdos propios y ajenos que llevamos en nuestra propia mente.
También en Pijama Surf: Este es uno de los mejores canales en YouTube para aprender a ver cine (VIDEO)