En un reciente artículo para la revista Wired, Sarva escribe sobre el incipiente campo de la neuroestimulación y la neuromodulación, presentando casos clínicos con notable claridad y optimismo (aunque debemos de tomar en cuenta que Sarva está lanzando una nueva compañía, Halo Neuro, junto con un reconocido equipo de neurocientíficos y programadores, así que ciertamente tiene interés de colocar las acciones de este rubro a la alza y está dispuesto a a crear otra compañía multimillonaria más).
Desde el descubrimiento de la electricidad se ha estado jugando con la idea de utilizar corrientes eléctricas para estimular el cerebro y otras aplicaciones médicas, como revivir ranas, en sus inicios, y por supuesto la terapia de shock (que ha tenido una historia un tanto oscura). Pero aunque estas ideas fueron abandonadas después de que el mesmerismo recibiera una mala reputación, la realidad es que esta vieja idea tiene fundamentos que doscientos años más tarde estamos redescubriendo.
Sarva cuenta el caso de Lawrence Osborne, quien reportó en el 2003 un suceso extraordinario: después de recibir una estimulación neuroeléctrica, repentinamente produjo una serie de dibujos de habilidad sorprendente (de unos gatos, los amos del Internet y de la mística súbita). Este incidente fue seguido por la revista del New York Times pero no pudo ser reproducido en otros experimentos.
Existen, sin embargo, varios casos que documentan científicamente esta reacción de creatividad o cognitividad basada en una neuromodulación. Suele ser que la vanguardia en nuevas tecnologías está supeditada al desarrollo militar; tal es el caso del ejército de Estados Unidos, que realizó una prueba con soldados entrenados para el combate con un videojuego llamado DARWARS. Los soldados que recibieron estimulación transcraneal directa (TDCS, por sus siglas en inglés), usando un simple aparato con una batería de 9 volts y una descarga de 2 miliamperios, mejoraron su desempeño en el videojuego, mostrando una mayor velocidad de reacción y aprendizaje. El neurocientífico de la Universidad de Nuevo Méxco, Vincent Clark, quien estuvo a cargo del estudio, cree que "el campo [de la neuroestimulación] está por explotar".
Nature, la prestigiosa publicación científica, en su investigación sobre este tema publica también el trabajo de Michael Nitsche, el cual muestra que la estimulación por tan sólo cinco minutos con sólo 1 miliampero mejora la respuesta del neurocórtex a señales por varios minutos después de que se deja de aplicar el estímulo eléctrico. Nitsche ha empezado a descubrir cómo funciona la estimulación transcreaneal directa: crea un campo eléctrico que modifica el voltaje en las membranas neuronales. La estimulación "anodal" despolariza las neuronas haciendo que tengan más probabilidad de dispararse cuando arriba una señal de otras neuronas. La estimulación "catódica" las hiperpolariza, haciendo que sean menos responsivas a señales de otras células. (Siguiendo esto, la empresa Medtronic, por ejemplo, ofrece un neuroestimulador que anticipa los mensajes de dolor en el cerebro, enviando señales eléctricas más veloces, lo que produce que el dolor se sienta sólo como un cosquilleo).
Amol Sarva cuenta con ligereza que él mismo experimentó los beneficios de la neuroestimulación al ir a Radioshack, junto con su socio, el ingeniero de cómputo Lee Von Kraus, y comprar un par de componentes para enviar ondas electromagnéticas. Después de pasar 15 minutos con este gadget DIY, se puso a jugar Canabalt en su iPhone y rompió su récord 5 veces.
Aquí es donde hay que tener cuidado entre la descripción objetiva y el hype mercadotécnico, pero Sarva cuenta que le puso el aparato a un actor de Broadway antes de su actuación y éste dio "el performance de su vida". Uno de sus inversionistas lo probó en su Porsche y también superó su tiempo en una pista de pruebas.
Actualmente, Sarva y su equipo de Halo Neuro se encuentran haciendo pruebas en el laboratorio para legitimar y aumentar el conocimiento sobre esta tecnología, que si bien tiene algo particularmente sencillo, puede refinarse para crear una estimulación dirigida y más especifica.
La historia reciente de la estimulación transcreaneal directa no puede pasar de largo el trabajo de Michael Persiger, quien desarrolló el llamado casco de dios, el cual supuestamente era (o es) capaz de producir experiencias místicas de manera instantánea y on demand (la punta de lanza de la neuroteología, que sugiere que Dios es sólo una conceptualización de un fenómeno eléctrico en el cerebro humano). El trabajo de Persiger, pese a su optimismo inicial, no ha logrado replicarse y ha fallado algunas pruebas, haciendo que este campo no "explote" aún. Amol Sarva ahora piensa, con mayor sobriedad, llevarlo al siguiente nivel. Conseguir eléctricamente lo que la química no ha logrado entregar hasta el momento, esa mítica pastilla de la inteligencia o la felicidad, ya que si bien existen numerosos nootrópicos (como los racetams, ampakines o algunos más usados como el adderal o incluso la ayahuasca), ninguno ha logrado "el relámpago de la mente perfecta", estimulación precisa, incremento tangible y sobre todo sin onerosos efectos secundarios o un proceso de indigestión que hace insostenible el uso cotidiano de una sustancia química verdaderamente nootrópica. En realidad la ciencia occidental no ha diseñado, al menos no para el uso de la gente común y corriente, algo superior a cosas como el gingko de biloba, los hongos alucinógenos o el té verde.
¿Podremos tener próximamente máquinas para tener viajes astrales, detonar a voluntad sueños lúcidos o hasta experiencias de telepetía y telekinesis?
El eminente psiconauta William Burroughs creía que todo lo que podía hacerse de manera química (psicoactivos) podía emularse de manera eléctrica, es por eso que fue el gran promotor de la máquina de los sueños de su socio del cut-up, Brion Gysin. Burroughs sabía que la luz (y la energía electromagnética) podía usarse para inducir estados de conciencia alterada (así la luz que tijeretea un árbol cuando nos movemos en una carretera es un inductor de ricos ensueños). ¿Es posible ahora que el camino eléctrico nos lleve más rápido a esa promesa tecnológica, tomando el lugar de la vía química, que ha predominado tanto en estas zonas de psicoexploración? Y la luz llama a la luz. ¿Ceguera o iluminación?
Aquí un proyecto opensource para proveer electroestimulación transcraneal para las masas
Twitter del autor: @alepholo