'Todos los años, todo lo que he aprendido vuelve a esto': Mary Oliver sobre la lección definitiva de la vida
Libros
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 01/02/2023
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 01/02/2023
Compartimos a continuación el poema que anuncia el título de este artículo. Preferimos no adelantar ningún comentario para permitir que el primer contacto sea con el poema y el hecho poético mismo. Después de este agregamos algunas líneas a propósito.
"EN LOS BOSQUES DE BLACKWATER"
Mary Oliver
Mira: los árboles
convierten sus propios cuerpos
en pilares
de luz,
despiden un abundante
aroma de canela y plenitud,
las largas velas
de los gladios
estallan y flotando se alejan
por las márgenes azules
de los estanques,
y cada estanque, sea cual fuere
su nombre, es
ahora anónimo.
Todos los años
todo aquello
que entendí alguna vez
a lo largo de mi vida
se volvió en esto: el fuego
y el viaje oscuro de la pérdida
cuya otra orilla
es la salvación
y cuyo sentido
nadie de nosotros conocerá nunca.
Para vivir en este mundo
necesitas que estas tres cosas
te sean posibles:
amar lo que morirá;
estrecharlo
contra tus huesos sabiendo
que tu vida misma depende de ello;
y cuando llegue el tiempo de soltarlo,
soltarlo.
In Blackwater Woods
Look, the trees
are turning
their own bodies
into pillars
of light,
are giving off the rich
fragrance of cinnamon
and fulfillment,
the long tapers
of cattails
are bursting and floating away over
the blue shoulders
of the ponds,
and every pond,
no matter what its
name is, is
nameless now.
Every year
everything
I have ever learned
in my lifetime
leads back to this: the fires
and the black river of loss
whose other side
is salvation,
whose meaning
none of us will ever know.
To live in this world
you must be able
to do three things:
to love what is mortal;
to hold it
against your bones knowing
your own life depends on it;
and, when the time comes to let it go,
to let it go.
("In Blackwater Woods", Mary Oliver, en American Primitive, Back Bay Books, 1983)
El poema "In Blackwater Woods" se compone de al menos dos grandes partes. En la primera, el llamado yo poético describe los elementos de un lugar o un paisaje que ha recorrido (los bosques del título) a partir de tres elementos: los árboles, las plantas llamadas gladios y los estanques. Sin embargo, la alusión a los tres es breve y mínima y, más importante aún, se les retrata no tanto en su realidad o presencia sino, más bien, en una especie de metamorfosis de tránsito hacia su desaparición. La firme y sólida materialidad de los árboles se convierte en luz y fragancia impalpables, las flores de los gladios velas que se alejan navegando, todos los estanques se vuelven una misma abstracción ideal sin identidad ni nombre propios…
Este paseo dominado por la evocación, al mismo tiempo real y meditativo, es la antesala para la segunda parte del poema, en la que el yo poético irrumpe de manera explícita y contundente (como, de hecho, ocurre en otros de Mary Oliver, siendo uno de los elementos característicos de su estilo).
Dicho yo procede entonces a hablar sobre una lección aprendida a lo largo de su vida y cuyo núcleo tiene relación con los elementos naturales referidos anteriormente. Se trata de la pérdida. El hecho irrebatible de que todo en esta vida conduce tarde o temprano a una pérdida –y el posible “antídoto” para ello.
Traducción de Juan Pablo Carrillo
Twitter del autor: @juanpablocahz