Códice De la Cruz-Badiano, el texto de medicina ancestral de los pueblos mesoamericanos
Arte
Por: Monse Aguilar - 05/24/2022
Por: Monse Aguilar - 05/24/2022
Cuando la invasión española devastó gran parte de la cultura de los pueblos mesoamericanos se perdieron siglos de conocimiento prehispánico. Para demostrar el poderío de los nuevos dueños de la tierra, se erigieron iglesias católicas sobre pirámides y centros ceremoniales. La opción era adaptarse o morir. El proceso de evangelización y mestizaje en Mesoamérica fue uno de los más violentos de todo el continente. Los representantes de la Iglesia católica provenientes de España no sólo dedicaban su tiempo a la conversión religiosa; también recopilaban información sobre la vida, creencias y tradiciones de los pueblos conquistados.
Gracias a las descripciones meticulosas de muchos de los frailes que se establecieron en la Nueva España, podemos saber que muchos elementos culturales importantes que hoy en día forman parte de la identidad de los pueblos indígenas son producto de la dualidad del México prehispánico y el México colonizado.
Gran parte de los conocimientos que reivindican muchas comunidades han pasado de generación en generación por medio de la tradición oral. Esto se ha expandido más allá de esos territorios, llegando a las grandes ciudades como un conocimiento fundamental en el día a día de los mexicanos. Prepararse un té de manzanilla si hay malestar estomacal, untarse sábila en una quemadura para aliviar el ardor, una infusión de jengibre para la tos; todos estos remedios caseros para los malestares corporales tienen su origen en las prácticas medicinales de los pueblos prehispánicos.
Afortunadamente, el registro de las propiedades curativas de semillas y plantas que utilizaban las culturas precolombinas quedó plasmado en el Códice de la Cruz-Badiano. Este texto, escrito en 1553, se tituló originalmente en latín Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis. Lo escribió el médico nahua Martín de la Cruz y posteriormente Juan Badiano lo tradujo al latín (ambos personajes pertenecían al Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco). Este libro es una de las fuentes escritas más antiguas de la medicina mesoamericana después de la conquista española. Es una de las pocas obras del virreinato que se están estrechamente vinculadas a la realidad de la cultura indígena, incluso más que los trabajos sobre medicina de Bernardino de Sahagún o Francisco Hernández. En el códice también se pueden encontrar ilustraciones de gran interés sobre las plantas y otros elementos que conllevan una expresión indígena, de confección muy similar a las pinturas precortesianas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el texto se realizó a solicitud de Don Francisco de Mendoza, hijo del virrey de la Nueva España, como un regalo para el Rey Carlos V. El códice permaneció en Europa hasta 1929, año en que Charles Clark encontró el manuscrito en la Biblioteca Vaticana, clasificado en la Colección del Cardenal Barberini, clérigo que fungía como bibliotecario del lugar en el siglo XVII. Al morir, su colección pasó a manos del Vaticano y finalmente fue devuelto a México por el Papa Juan Pablo II, quien lo donó en 1990 a la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.