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Un valioso ejercicio para reflexionar en torno al largo debate sobre el aborto

El tema del aborto ha sido, sin duda, uno de los más polémicos en las últimas décadas, y en la danza argumentativa que se gesta en torno a él existen, como suele ocurrir en estos casos, buenos puntos de ambas partes. Evidentemente, el sector más "progresista" o liberal de la sociedad respalda la posibilidad de que una mujer pueda decidir, bajo ciertas directrices, sobre su propio cuerpo, mientras que del otro lado tenemos a los grupos que esgrimen el "valor de la vida" como razón tajante para empujar su prohibición. 

Hace poco el escritor estadounidense Patrick S. Tomlinson lanzó una pregunta que, a ojos de muchos, parece un argumento irrefutable en contra de quienes condenan el aborto aludiendo el derecho a la vida, bajo cualquier circunstancia, de un embrión. Esto ocurrió a propósito de una serie de cambios en los que la administración de Trump está incurriendo, algunos de los cuales han revivido en Estados Unidos el debate provida-prodecisión. 

A continuación te compartimos las ideas de Tomlinson, con el ánimo de detonar una reflexión al respecto –sin la intención de cambiar tu postura:

Es un escenario simple con dos posibles desenlaces. Nunca alguien quiere elegir uno de estos, por que la respuesta correcta destruye su argumento.

Pero SÍ hay una respuesta correcta en realidad, y es por esto que el público "provida" odia el ejercicio. 

Aquí va. Estás en una clínica de fertilidad. El por qué no importa. Suena la alarma de incendio. Corres hacia la salida. Mientras avanzas por el corredor escuchas a un niño llorar detrás de una puerta. La abres y encuentras a un niño de 5 años pidiendo ayuda. 

Está en una esquina del cuarto. En la otra esquina observas un contenedor con la leyenda "mil embriones humanos viables". El humo aumenta. Te comienza a sofocar. Sabes que puedes salvar a uno u otro, pero no ambos pues morirías intoxicado por el humo, y por lo tanto no podrías salvar a nadie.

Salvarías A) al niño, o B) los mil embriones. No hay "C", pues esta opción significa que todos mueren.

En una década de discutir contra los grupos antiaborto en torno a la definición de vida humana, jamás he obtenido una respuesta clara, a favor de A o B, ante esta pregunta.  

Jamás responden con honestidad porque todos entendemos instintivamente que la respuesta correcta es "A". La vida de un niño vale más que mil embriones. O 10 mil, o 1 millón. Porque no son lo mismo, ni moral, ni ética ni biológicamente.