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El monje budista de origen francés se ha puesto a disposición de científicos que buscan descubrir las razones detrás de su felicidad, mediante la observación de su actividad cerebral

Matthieu Ricard parecía llevar la vida de un científico común, hasta que, después de presentar su tesis doctoral, el genetista decidió dejar la ciencia de lado para dedicarse de tiempo completo a la práctica del budismo tibetano. Tras mudarse a la India, Ricard se volvió un discípulo del venerado lama Dilgo Khyentse Rimpoche, guardián de un vasto conocimiento del budismo tibetano. Después de la muerte de su maestro el monje francés decidió retomar la misión de su maestro e invitar a otros a “mejorarse a sí mismos para servir mejor a otros”, ya que este servicio es una expresión tangible del principio budista de generosidad y, de acuerdo a dichas enseñanzas, es una fuente de gozo inagotable. 

Lo cual pareciera verdad cuando enfrentamos la capacidad de gozo que encarna Matthieu Ricard, quien se puso a la disposición de Richard Davidson, un neurocientífico de la Universidad de Wisconsin, para estudiar los efectos de la meditación en su cerebro. Davidson colocó más de 200 sensores en el cráneo del monje como parte de un experimento con varios meditadores avanzados. Los resultados mostraron que cuando Ricard meditaba cultivando compasión, su cerebro producía niveles inauditos de ondas gama. Dichas ondas están relacionadas con la memoria, atención, aprendizaje y conciencia y los niveles que el monje presentó no habían sido reportados con anterioridad dentro de la literatura neurocientífica. Además, los resultados también mostraron una intensa actividad en la corteza prefrontal de sus cerebros. Según los investigadores, esto podría estar relacionado con una mayor capacidad para ser feliz debido a la reducción de la tendencia a la negatividad. Por otro lado la compasión es uno de los principales ingredientes para la felicidad de Ricard. Después de estos estudios, se le empezó a llamar a Ricard "el hombre más feliz del mundo".

Estos son algunos consejos de Matthieu Ricard para aprender a meditar y practicar apropiadamente: 

1. Una mente sana debe actuar como un espejo, las caras pueden reflejarse en el cristal pero ninguna de ellas se queda fija. Usa la misma técnica con tus pensamientos, déjalos pasar a través de tu mente pero no te obsesiones. 

2.  Es imposible evitar que los pensamientos surjan, pero concentrarse en un sonido particular o la respiración entrando y saliendo calma la mente y le da mayor claridad. Controlar la mente no se trata de reducir tu libertad, se trata de no ser esclavo de tus pensamientos. Piensa en ello como dirigir tu mente como un bote, en lugar de dejarlo a la deriva. 

3. Practica la atención plena, pon atención a las sensaciones de tu respiración estando y saliendo. Si te das cuenta de que tu mente divaga, tráela de vuelta al concentrarte en tu respiración. Esto se conoce como conciencia plena. Puedes aplicarla a otras sensaciones para traerte al ahora en lugar de estar obsesionado con el pasado o el futuro. Puedes enfocarte entonces en el calor, el frío, o los sonidos que percibes. 

4. Una vez que hayas adquirido cierta habilidad puedes utilizar eso para cultivar cualidades como la bondad o manejar emociones perturbadoras. Todos hemos sentido un amor que todo lo consume, aunque usualmente dura como 15 segundos, sin embargo puedes cultivar esta vívida sensación amorosa a través de concentrarte en ello durante la meditación. 

5. Así como cuando se trata de tocar el piano, practicar durante 20 minutos tiene mucho más impacto a largo plazo que unos pocos segundos. También es importante una práctica regular. 

 6. Puedes usar la meditación para conquistar emociones negativas. Puedes contemplar tu experiencia como un fuego ardiendo. Si estás consciente de estar enojado, no estás enojado, estás consciente. Estar consciente de la ansiedad no es estar ansioso sino consciente. Si estás consciente de estas emociones dejarás de alimentar el fuego y éstas se apagarán.