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Esta es la única biblioteca de la Antigüedad que se mantiene en pie y abierta al público (FOTOS)

Arte

Por: Jimena O. - 06/29/2016

Luego de 4 años en trabajos de remodelación la madrasa de al-Qarawiyyin, que se encuentra en la ciudad marroquí de Fez, recuperó la dignidad que cientos de años al servicio del saber habían opacado

Las bibliotecas son lugares fascinantes, rodeados de un aura especial que los vuelve atractivos, cautivadores. Ya Carl Sagan, en un elocuente elogio a la cultura escrita, notó cómo los libros son un dispositivo casi mágico sin el cual nuestra evolución sería muy distinta, pues nos permiten tener conocimiento fuera de nuestro cuerpo, son como una extensión de nuestra memoria y nuestro desarrollo civilizatorio. Y hasta donde sabemos, dice Sagan, somos la única especie con un instrumento semejante.

Pero si ya un libro es un objeto portentoso, reunir decenas, cientos o miles de éstos se convierte en una tarea noble y épica, un trabajo como los de Hércules que requiere un enorme amor por la cultura, dedicación, empeño y hasta cierto heroísmo.

De las bibliotecas que se formaron en la Antigüedad sin duda la más famosa es la de Alejandría, consumida por el fuego, pero existe una en pie e incluso en servicio pleno. Se trata de la Biblioteca de al-Qarawiyyin, que se encuentra en la ciudad marroquí de Fez y la cual data del año 859, cuando fue construida como parte de la universidad homónima a instancias de Fátima al-Fihri, una culta y acaudalada mujer, hija de Muhammad Al-Fihri, un rico mercader norafricano, y Mariam, quien apoyó la construcción de la mezquita de Al-Andalus.

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En su época, este centro de saber (que en la cultura islámica recibe el nombre de madrasa) fue uno de los más importantes e influyentes, al grado de que con el tiempo se ganó el patrocinio de poderosos sultanes. Maimónides, el filósofo de origen judío autor de la Guía de los perplejos (también traducida como Guía de los descarriados) estudió ahí.

Su decadencia comenzó sólo hasta inicios del siglo XX, en especial durante el período en que Marruecos fue protectorado de Francia. En estos años, las familias ricas del país preferían enviar a sus hijos a estudiar a capitales occidentales como París o Londres, lo cual, aunado al descuido con que las autoridades francesas trataron a la madrasa de al-Qarawiyyin, condujo a su declive.

Hace unos años, sin embargo, el gobierno de Marruecos obtuvo una subvención del Banco Árabe de Kuwait destinada a la recuperación de la biblioteca y otras áreas de al-Qarawiyyin. El arquitecto canadiense de origen marroquí Aziza Chaouni, nacido en Fez, fue el encargado de dirigir la remodelación del recinto y devolverle así su antigua dignidad, jamás perdida pero sí empolvada por el paso del tiempo y los cambios de la historia.

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El reto, en este sentido, no era traer a la luz un “cadáver embalsamado”, según describió el propio Chaouni, sino hacer conjugar el pasado con el presente, encontrar el punto común entre la herencia y las necesidades de un usuario contemporáneo, lustrar la historia pero también darle practicidad al lugar. Y además de todo esto, no perder de vista la presencia misma de la ciudad de Fez, su entorno, la Medina en la que está enclavada (considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO). La tarea no era sencilla, lo cual quizá determinó que el resultado fuera admirable.

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¿Pero qué más podía merecer la biblioteca más antigua del mundo, con más de 10 siglos en pie y en funciones?

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