El grado de satisfacción que las personas obtienen de sus trabajos depende de muchos y muy diversos factores: no se trata solamente de la compensación económica sino del ambiente laboral, las proyecciones a futuro y la libertad para proponer nuevos caminos. Tal vez si llegamos al fondo de lo que hace feliz a la gente en su ambiente de trabajo podamos resolver la ecuación que equipara al trabajo con una obligación repetitiva y monótona; curiosamente, un estudio estadístico sobre las profesiones que más felicidad brindan podría hacernos entender por qué hay gente que sigue odiando los lunes.
El diario The Guardian realizó una investigación para determinar cuáles eran los trabajos que la gente más disfruta. Se basaron en investigaciones previas hechas por organismos públicos y privados (9 en total), de 2013 a la fecha. Los ingenieros parecen ser los más felices con su profesión, pero las maestras y las enfermeras también reportan la mayor satisfacción de entre varios cientos de profesiones (algunas de las cuales no entraron en la lista: granjeros, profesionales de la belleza y miembros del clero).
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Los ingenieros tienen acceso a tecnología de punta y viven en un ambiente donde hay que dar resultados satisfactorios bajo una gran presión, tanto por la competencia laboral como por las exigencias del mercado. El salario suele ser bueno y es un requisito mantenerse al día sobre las nuevas innovaciones del campo específico. La ingeniería ha sido definida como "la ciencia del ingenio", pues no busca probar principios científicos sino realizar diseños funcionales y útiles.
Maestro
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El salario de un maestro nunca es lo mejor del trabajo, pero la sensación de formar parte del aprendizaje de los niños --sobre todo-- suele apuntarse como la mayor satisfacción de la docencia. Los maestros deben mantenerse jóvenes e imaginativos para lograr conectar con los alumnos y crear cambios positivos en sus mentes, lo cual será determinante en la vida adulta si ocurre en la etapa de formación.
La diferencia entre la docencia y la mera capacitación para el trabajo consiste en que el maestro se da a sus alumnos transformado en relato y experiencia. Los manuales y sistemas mecánicos de enseñanza pueden hacer que una persona se convierta en un robot, pero solo un maestro puede enseñarnos a ser humanos realmente libres. Suele ser gracias a los buenos maestros que algunos aprenden a pensar.
Enfermera
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Las enfermeras son parte vital de la historia humana: un trabajo silencioso y a menudo pasado por alto que, por su cercanía con la burocracia y la industria de la salud, ha sido penosamente menospreciado. Las enfermeras son también testigo de los momentos más críticos de los pacientes y de cómo recobran la salud poco a poco. Se trata de una dedicación al monitoreo de la experiencia del paciente y la identificación de síntomas de mejora o retroceso de un padecimiento. La relación de una enfermera con su paciente puede ser sumamente intensa y en ese sentido, suele ser bastante satisfactoria para quienes ejercen dicha profesión, a pesar de que ocurre en un ambiente de gran presión, como los hospitales, y de que los salarios no son especialmente altos.
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La asociación entre tiempo en la escuela e ingreso neto en el campo laboral suele considerarse según la media de los médicos. Pasan mucho tiempo preparándose, pero también son remunerados generosamente por los pacientes y las instituciones de salud. Además, un buen médico puede ser un agente de cambio importante en la vida de la gente, ya que no solo cura las enfermedades sino que las previene. Las largas jornadas de guardia (un médico no conoce los fines de semana), la cruda realidad del cuerpo humano y la demanda emocional que exige de los practicantes hacen de esta profesión algo que muchos desean pero pocos pueden soportar. Sin embargo, las satisfacciones tanto humanas como económicas de ser médico no deben desestimarse.
Jardinero
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Trabajar la tierra y poner atención a sus ciclos parece ser una ocupación altamente remunerada en términos de felicidad: los jardineros presentan índices de satisfacción muy altos en comparación con otras profesiones; las causas son el contacto con la naturaleza, pasar mucho tiempo al aire libre y disfrutar de vistas muy estimulantes. Los jardineros más experimentados incluso transforman su oficio en sofisticados negocios con nombres como "arquitectura del paisaje", pero, sin importar dónde aparezcan, la función de los jardines parece ser una de las más poéticas: aportar belleza y sosiego.
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Los trabajadores de la industria de la construcción parecen disfrutar de todas las ventajas añadidas de las profesiones expuestas hasta ahora: pasan mucho tiempo al aire libre trabajando con personas que, al igual que ellos, disfrutan y tienen habilidad para construir cosas y realizar esfuerzos colaborativos. La demanda de trabajo suele ser alta y mientras más se trabaje la experiencia mejora, con lo que se puede aspirar a mejores salarios. Tal vez por eso el imaginario mexicano asocie a los albañiles una picardía que en ciertos aspectos puede ser violenta (especialmente contra las mujeres) pero que puede comprenderse también porque se trata de un trabajo más o menos disfrutable.
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La palabra "secretario" o "secretaria" tiene una curiosa similaridad fónica con "secreto": como si el secretario, en su papel de persona de confianza, tuviera acceso a los secretos y movimientos subterráneos de las empresas y las personas de poder. Esta cercanía con el poder y con el mundo organizacional hace de las y los asistentes personales uno de los rubros laborales más satisfactorios: se puede aprender de primera mano lo mejor y lo peor de la operación de un negocio, además de que se construyen fuertes relaciones emocionales con los empleadores. Tal vez no todos los asistentes personales sean tan amables como Siri ni tan leales como Alfred (el ayudante de Batman), pero al final del día hasta los más poderosos necesitan tener a alguien en quién confiar.