El ejercicio de la cartografía ha generado sorprendentes resultados en todas las etapas de nuestra historia, lo mismo cuando los recursos eran apenas los elementales que hasta ahora, cuando los avances tecnológicos han significado ganancias notables en precisión, alcance, amplitud de circunstancias mapeadas y demás características que han convertido a dicha disciplina en una de técnica sorprendente.
Pero teniendo en cuenta que la exploración humana ha trascendido desde hace varias décadas los límites de nuestro planeta, era totalmente previsible que en algún momento la información obtenida hasta ahora se utilizara para confeccionar un vasto mapa de todo el universo conocido.
Así, el Apache Point Observatory, con sede en Nuevo México, provisto de un enorme telescopio que es, desde el año 2000, la principal herramienta de la Sloan Digital Sky Survey, ha recolectado el equivalente a 7 mil millones de años de movimiento cósmico, lo cual, una vez sistematizado, dio forma a "Data Release 9", el mayor mapa en 3D del universo.
Se trata, en suma, de un atlas celeste que parece culminar una extensísima cadena de observaciones astronómicas, hermanado ancestralmente con aquellos manuales rudimentarios que civilizaciones antiguas confeccionaron con el mismo propósito que la nuestra: saber qué lugar ocupamos en el universo.