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¿Qué pasaría si descubres que existe una llave para abrir tus estímulos sensoriales sin el uso de drogas? ¿Estarías preparado para hacerlo?

Sumergirse en el baño del los flujos de información exterior es un acto que realizamos con normalidad todos los días. Nuestros sentidos son órganos vivos que nos conectan y entrelazan con el mundo exterior y en los que depositamos toda la confianza para hacer uso de la razón. Estos órganos también son una máquina reductora de la percepción; moderan lo que puede o no entrar en nuestras puertas sensoriales situadas en el sistema nervioso central, mediante la participación de la vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto. En esencia, regulan la realidad que genera nuestra verdad. Este proceso sensorial del cerebro nos permite también hacernos de un juicio axiológico, en el que dotamos de valor a los arquetipos del exterior para categorizarlos sobre el péndulo del bien y el mal. Pero, ¿qué pasaría si descubres que existe una llave para abrir estas puertas sensoriales? Una llave que aguarda en tu mente, y que además puedes controlar a voluntad sin el uso de sustancias externas a tu cuerpo.

Las personas que han experimentado con sustancias psicodélicas conocen ya al menos una mínima porción de este encuentro con la “realidad real”, comprobando con su propia conciencia, que en verdad existe esa máquina reductora de los sentidos de la que hablaba Aldous Huxley en The Doors of Perception.

Las "puertas de la percepción" son parte de nuestro cerebro, las responsables de filtrar al mundo y transformarlo en entendimiento. Los esquizofrénicos, por ejemplo, poseen canales de entrada sensorial más anchos que los de una persona normal, provocándoles una sobrecarga de estímulo, quizás un bloqueo de lucidez mental que se ha quedado atorada en sus puertas. En las culturas indígenas, a estas personas se les llamaría chamanes, con la única diferencia de que son preparados y enseñados a controlar la corriente de energía informativa que fluye a través de sus puertas.

Hay maneras de controlar a voluntad la cantidad de data que entra a nuestro yo interno, de abrir y cerras las puertas sin el uso de sustancias psicodélicas. Probablemente sea más difícil lograrlo, pero existen practicas que ayudan a agrandar estos canales ordinarios de consciencia, ejercicios espirituales que nos permitan, además de vivir una nueva experiencia, cambiar los arquetipos metafísicos que lideran nuestra vida y encontrar un significado más profundo de nuestro viaje momentáneo por la existencia.

 

Hipnosis y percepción extrasensorial

Se le llama percepción extrasensorial a la capacidad humana de adquirir información por medios desconocidos, ajenos a los cinco sentidos; a esta habilidad se le conoce comúnmente como sexto sentido. La práctica de hipnoterapia ha sido reveladora de algunas de estas percepciones, como lo es la supuesta facultad de conocer hechos con anterioridad (precognición). En este estado de trance, se manipula la sugestión de manera que se pueda llegar a una alteración de conciencia similar al sonambulismo. El autor Joe H. Slate nos dice en su libro Aura Energy for Health, Healing and Balance que un trance hipnótico de leve a moderado suele ser suficiente para alcanzar objetivos relacionados al autofortalecimiento; reducir el estrés, desarrollar la creatividad, mejorar la memoria o incluso acelerar el proceso de aprendizaje. La hipnosis puede activar potenciales dormidos, alguna habilidad que no sabíamos que estaba ahí, y liberar una enorme cantidad de energía. Es una manera idónea de comenzar a incursionar en nuestros orígenes metafísicos, tocando las partes ignoradas del subconsciente.

 

Meditación

Ejercer la meditación es una gran herramienta para ponerse en contacto con la intuición (del latín intueri, «mirar hacia dentro»). Nos ayuda a ver el panorama completo y real de las situaciones difíciles, a centrarnos en las verdades profundas y retener el conocimiento en lugar de quedar atrapados en los detalles superfluos, como suele suceder comúnmente. La mayoría de veces consumimos sólo la información directa que canalizan los sentidos como una verdad, aprendemos sólo la envoltura de las palabras e incluso de la experiencia. Esta práctica reflexiva, algunas veces asociada con los seis tipos de conciencia o las seis percepciones del cuerpo, ayuda en la purificación constante del conocimiento y en el control de las puertas de nuestra percepción, La meditación también es relacionada con las habilidades extrasensoriales, como lo es la telequinesis, materia a la que el maestro Terrence McKenna aludía con un breve ejemplo: La mente provoca que la materia se mueva.

 

Los sueños

Generalmente asociados con la meditación y el hipnotismo, los sueños son una de las herramientas más comunes y de las más complicadas para conocer la mente en un contexto omnisciente. Son momentos en los que se viven experiencias extrasensoriales, muchas veces llamadas brotes psicóticos, como lo son los sueños lúcidos. Mediante este trance de reposo del organismo, hemos concebido -a veces de manera involuntaria- las percepciones psíquicas no habituales en la consciencia mientras se está despierto. Y es que cuando nos encontramos recibiendo información con los sentidos insomnes es muy difícil engendrar una conexión profunda con el interior mediante la utilización de ese sexto canal sensorial, invisible y subjetivo (como lo son los sueños). Para controlar los sueños se necesita la disposición absoluta de la voluntad para sumergirse entre los micelios oníricos de la mente. Existen ciertas técnicas o medidas que se pueden adoptar para facilitar estas experiencias, y vale la pena remarcar que un ingrediente esencial en esta aventura es la paciencia. 

Engendrar un estado revelador de conciencia en donde sentir en lugar de pensar y/o entender es la llave para abrir las puertas de nuestra percepción puede ser mucho más fácil de lo que pensábamos; solamente tenemos que utilizar ese sexto canal sensorial omnisciente, que se encuentra en nosotros mismos, aguardando a que decidamos tomarlo.

 

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Imagen de portada: Peter Campbell