El arte de hablar sucio: ¿Qué términos se han usado para referirse al sexo en la historia? (GUÍA GRÁFICA)
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/05/2014
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/05/2014
Cuando hablamos de sexo nos encanta escondernos, usar metáforas, hablar en clave, dejando la puerta de la habitación entreabierta para hacer trabajar a la imaginación. En principio unas palabras se esconden detrás de otras con pudor pero, al final, estas palabras disfrazadas nos permiten actuar de forma mucho más descarada.
¿Alguna vez te has preguntado qué términos eran usados para hablar de sexo en 1600, cómo pedirías una felación en la era victoriana o cómo era que nuestros antepasados llamaban al sexo anal?
Siguiendo la investigación que lo llevó a recopilar más de 2,600 palabras usadas para nombrar los genitales a lo largo de los siglos, el lexicógrafo Jonathon Green ha recopilado un nuevo acervo de palabras para nombrar el acto sexual, el sexo oral y anal, y las secreciones y métodos contraconceptivos durante los últimos 700 años.
En 1890, por ejemplo, podías preguntarle a una muchacha si le apetecía un poco de ungüento, si estaba interesada en bailar un fandango, si quería intercambiar algo de jugo por jalea, o si estaba dispuesta a llegar al final de una jornada sentimental. En cambio, en 1380 ninguna de estas expresiones tendría sentido, más bien tendrías que abordar a una dama preguntándole si quisiera que le regalaras un vestido verde o, más crudamente, si podías sacarla a dar vueltas.
Para la Segunda Guerra Mundial, alguien que practicaba una felación era un experto en glaseado o alguien que “habla un lenguaje incomprensible”. En cambio, si realizabas lo que hoy conocemos como un beso negro, preferirías decir que te gusta comer panqué o que estabas limpiando la cocina. Para el sexo anal en los cincuenta, la expresión anglosajona predilecta era "blanquearle el riñón a alguien".
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