Artista realiza autorretratos que muestran la progresión de su Alzheimer (imágenes de la disolución del yo)
Por: Jimena O. - 08/16/2014
Por: Jimena O. - 08/16/2014
William Utermohlen fue un artista estadounidense que trabajó la mayor parte de su vida en Inglaterra, donde hizo autorretratos durante toda su vida. La enfermedad de Alzheimer que le diagnosticaron en 1995 sólo fue un alimento más para documentar el mundo en el que vivía y del que su memoria era apenas una parte muy pequeña que cada vez iba disminuyendo.
A partir de 2007, Utermohlen pintó una serie final de autorretratos durante los siguientes cinco años para seguir paso a paso la imagen cada vez más dudosa de su rostro, al que su memoria iba dando los retoques de otros rasgos y otros gestos; en suma, de una persona que poco a poco dejó de ser Utermohlen. Estos retratos fueron exhibidos en numerosas clínicas para pacientes con Alzheimer, además de que Utermohlen fue un hábil comentador de las relaciones entre enfermedad y arte.
Según el doctor Bruce Miller, neurólogo de la Universidad de California, "el Alzheimer afecta el lóbulo parietal derecho en particular, el cual es importante para visualizar algo internamente y luego ponerlo en el lienzo". Es por ello que en las pinturas de Utermohlen, mientras la enfermedad avanza, "el arte se vueve más abstracto, las imágenes son borrosas y vagas, más surrealistas. A veces utiliza algo de hermoso, sutil color".
Se trata de autorretratos de un fantasma que una vez se llamó William Utermohlen y que, como los niños que se pierden en el bosque, al perderse en su enfermedad va dejando pequeñas migas de sentido, pequeños rastros de sí mismo, para reconstruir la memoria de su propio rostro a partir de ellos; es notable ver que, conforme el tiempo y la enfermedad avanzan, el modelo de los autorretratos se va borrando y va apareciendo un rostro fantasmal que podría ser anónimo: rostro sin rasgos, que ha ovidado que alguna vez tuvo ojos.
Patricia, su viuda, describe el trabajo de su marido como "un esfuerzo por explicar su ser alterado, sus miedos y su tristeza".
Después de todo, el Alzheimer es una enfermedad progresiva que no sólo afecta a quien la padece sino a la familia o allegados a la persona en su conjunto. Estos retratos, de alguna forma, son también un mapa para que quienes están cerca del enfermo puedan participar de su experiencia de disolución.
Esta experiencia culminó a finales de la década del 2000, cuando William Utermohlen dejó de existir pues dejó paulatinamente de pintar. Tal vez la crueldad de esta enfermedad consista también en que la persona que antes se llamaba William Utermohlen fue llevada a una institución para pacientes con Alzheimer, en donde murió muchos años después.